CAPÍTULO XI: THIS IS ME TRYING

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—Sigo pensando que no es una buena idea

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—Sigo pensando que no es una buena idea...—Lisa se cruzó de brazos, mirando con seriedad a Jennie. —Aún no conoces la ciudad y...

—A este paso vamos a tardar demasiado en regresar a Atenas... y no quiero simplemente... hacer nada. —Jennie dejó caer sus hombros y un pequeño suspiro salió de sus labios.

Lisa comprendía perfectamente el sentimiento de Jennie. Ella misma lo vivió cuando se fue a Grecia y prácticamente tuvo que vivir encerrada porque para el mundo entero estaba muerta. Pero, ¿Qué le diría a Jennie? Ni siquiera comprendía porque no podía salir del departamento, y a Lisa se le terminaban poco a poco las excusas.

—¿Estás segura que quieres trabajar en ese lugar? —Lisa aún dudaba, pero tendría que apoyarla con su decisión, o Jennie comenzaría a sospechar. Y a este punto sentía que la cajita de cristal llena de mentiras en donde tenía a Jennie pronto se rompería.

—Tengo experiencia siendo mesera...—La castaña se encogió de hombros. —Puedo hacerlo, además, no quiero que tu pagues todos mis gastos... sabes cuánto odio eso, Lisa. —Resopló.

—Bien, bien... —Suspiró, resignada —¿Al menos puedo acompañarte a tu cita de trabajo? Porque estoy segura que ya tienes una.

Jennie solo le respondió con una sonrisa, la cual le dio toda afirmación a la tailandesa.

...

Lisa como siempre usaba una gorra de béisbol para intentar cubrirse y nadie la reconociera, afortunadamente hasta ahora había funcionado. Esperaba pacientemente a Jennie en una especie de sala dentro de la recepción.

Estaba nerviosa por alguna extraña razón, las personas la miraban más de la cuenta, ¿O era solo su imaginación? Pero cuando visualizó la cabellera castaña ya tan familiar suspiró de alivio, ya podrían irse a casa y ver una película al azar como siempre.

—Lo siento, Lili. Me retrasaron un poco... al parecer hay un pequeño alboroto en el área de afuera del restaurante, y algunas personas del personal fueron a ver qué pasaba, porque hasta la música pararon. —Habló con curiosidad, plantando está misma en Lisa.

—¿Alboroto?

—Algo así... —Y entonces una pequeña sonrisa traviesa pasó por los labios de Jennie —¿Y si vamos a ver?

—¿Qué? No...—Lisa advirtió, pero esa extraña sensación de saber era un poco más fuerte. —Jane... no...—Fue inutil porque la castaña ya estaba abriéndose camino hasta dicho alboroto.

...

—¿Qué pasa? —Jennie susurró cerca de un mesero del restaurante que conoció hace unos cuantos minutos en su entrevista.

A veces su curiosidad era demasiada que incluso sus compañeras en la cafetería de Atenas no perdían la oportunidad de recordarle que era bastante entrometida.

NO TIME TO DIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora