Solo necesitamos tu energía

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Te ves bien-aplaudió muy contenta la Criptoniana.


-Aún sigo pensando que voy a una fiesta de disfraces- un segundo más tarde mi collar empezó a vibrar,era el supremo de nuevo.


-¿Alteza, está lista?-preguntó el cabello blanco


-Sí, ahora vamos, nos encontraremos en el torneo, adiós-colgué y Tsuke pasó a recogernos para ir en su nave a cierto lugar.


Al llegar, me quité el disfraz y pasé a buscar a mi tía 18 y a krilin para saludarlos ya que hace mucho no los veía aún más a mi preciosa prima Marron. Cuando los vi de lejos corrí a sorprenderlos.


-Tío krilin, tía 18-saludé corriendo y los abrasé.


-¿Vas a participar?-preguntó krilin.


-Algo así-respondí y los confundí. Ellos estaban con unos hombres  extraños contando con uno tipo rana verde a su lado.


-¿Y la rana, quién es?-apunté con mi dedo y la bestia se enfadó.


-Yo no soy una rana mocosa-exclamó enfadado.


-Es píccolo, no le hagas caso-krilin rió.


-¿Qué hace el sayaman con ustedes, lo conocen?-me dirigí hacia krilin.


-Pues él es Goh-antes de que terminara de decir el nombre completo de la gran identidad del chico,el sayaman se interpuso histérico.


-No krilin, ni se te ocurra contarle mi identidad secreta

-Esa voz, se me hace conocida-lo interrogué para que después negase todo. Busqué a Nahomi y a su novio para ponerme mi disfraz. Después de encontrarlos, me dirigí al baño para después colocármelo. Al salir Namoni y Tsuke se despidieron, iban a una cita o algo así, ya saben, odian pelear aun pero verlas.


Caminamos juntos, el supremo y kíbito hasta encontrarnos con los hombres que me había topado antes.


-Usted debe ser Gokú,me han hablado mucho sobre usted-dijo el supremo.


-Sí, pero cómo sabe-respondió  Gokú impresionado pues jamás había visto a esa persona en toda su vida.


-Nos reservaremos las preguntas para después,¿ puedo apretar su mano?-dijo sonriendo de nuevo el peli blanco.


-Si-tartamudeó el sayayin y ambos apretaron sus manos.


-Nos veremos en el combate-sugirió kíbito y nos retiramos dejándolos dudosos.


Dos horas más pasaron, ya era el turno de pelear. 


Hija de 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora