15 | Acorde al plan.

151K 9.2K 4.2K
                                    

Fabio.

Dos a la izquierda, otros dos detrás de mí y un extra que la siguió.

Fabrizio, Fabrizio, Fabrizio. No soy tan idiota como para no darme cuenta.

No puedo moverme a menos que ellos lo hagan primero, pero tampoco puedo esperar.

Analicé mis opciones, los segundos parecieron transformarse en horas hasta que ese sentimiento resultó insoportable.

Me puse de pie y sentí el roce de algo frío en mi cuello. Las pocas personas cerca comenzaron a escapar junto con algunos trabajadores de la cafetería.

—Quanto tempo, Saravia. (Cuánto tiempo, Saravia)

El hombre dio pasos cortos para quedar frente a mí, confirmando mis sospechas.

—Buonanotte, Luca. (Buenas noches, Luca.) —saludé estirando mi mano derecha. Evidentemente él no la tomó.

—Finalmente hai smesso di nasconderti come un topo. (Finalmente dejaste de esconderte como una rata.)

Una sonrisa se me escapó.

—¿Come sta tuo fratello Fabricio, Luca? (¿Cómo está tu hermano Fabrizio, Luca?) ¿Scrive bene? (¿Escribe bien?)

La última pregunta no le dio la misma gracia que a mí.

—Matar a Liliana ha sido una de las peores tonterías que has cometido.

Fabrizio se mantuvo en silencio, nadie estaba cerca para ayudarlo y sus pupilas no se desviaban de los cuerpos inconscientes de sus hombres.

—Si querías provocarme, te funcionó. —terminé de decir sin dejar de apuntarlo.

—Entonces me matarás. —asumió mostrándome sus ojos inyectados en sangre y llenos de lágrimas—. ¿Eh? ¿Me matarás?

—Te mataré.

Tomó el cañón del arma y se lo llevó hasta la frente.

—Mátame. —pidió.

La recargué y él cerró los párpados frente al sonido, esforzándose en ocultar su miedo.

—Te mataré, pero no ahora.

Me miró nuevamente con desentendimiento.

—Alguien como tú merece más que un agujero en el entrecejo.

—¿Qué...?

—Antes de morir experimentarás cada etapa de dolor que tu cuerpo pueda soportar. Volverás a pedirme que te mate, me suplicarás que lo haga, y lo haré, solo después de mostrarte lo que es el sufrimiento. El sufrimiento de verdad.

—Solo... ¡Solo por una niña!

No contesté. Él sabía que me había quitado algo más que a una niña.

Dejé de apuntarlo y guardé la pistola.

—Fabio...

Lo ignoré. Di media vuelta y comencé a alejarme.

—¡FABIO! —continuó gritando—. ¡NO TE TENGO MIEDO!

Entonces me detuve.

Giré a verlo y caminé hacia él, haciendo que retroceda con pánico.

—¿Dijiste algo?

—N-no...

—¿No?

DARK SIDE |El legado|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora