02 | Sigo muerto para ti.

380K 16.7K 11.9K
                                    

—¿Por qué no quieres crecer?

—La verdadera pregunta es: ¿Por qué querría crecer?

—¡Porque así serás libre! Harás lo que quieras sin permiso. Y lo mejor... ¡Nadie te obligará a comer las verduras!

—Me gustan las verduras.

—Había olvidado lo raro que eras, Fabio Saravia.

—No eres la más apta para hablar de rareza, Melanie Ávalos.

Cretino.

—El punto al que voy es que cuando crezcas podrás hacer muchísimas cosas que no pudiste hacer siendo un niño —continué.

—No hay ninguna de esas "cosas" que me llame la atención.

—Tal vez tener una casa.

—Te sorprendería saber cuántas tengo.

—¿Tener dinero?

—¿Más?

—¡Ya sé! ¡Un auto!

Una sonrisa burlona se le formó en los labios antes de probar el café que tenía frente a él.

—No.

—¡Podrías casarte!

El trago se le retuvo en la garganta, haciéndolo toser.

—¿No te gustaría? —insistí.

—Quiero dejar en claro que no todos los adultos se casan.

—¿Tú no quisieras hacerlo?

—No.

Retomó sus intenciones en beber el café, aunque renunció a ellas al último minuto.

—A menos que...

—¿Qué?

Sus inexpresivos ojos negros se encontraron con los míos.

—¿Tú querrías casarte conmigo, Mel?

Él estaba ahí. Él seguía ahí.

—Estás vivo.

No se inmutó con el camino que mis dos dedos hicieron por una de sus mejillas.

—¡Ahí están! —escuché la voz de Culebritas acompañado de sus cómplices.

Fabio se soltó de mi tacto dispuesto a enfrentarlos, hasta que oyó los pasos de mi hermano corriendo junto a mi cuñada en dirección contraria.

—Cobarde. —masculló.

Sostuvo mi muñeca obligándome a dejar mi parálisis para seguir el camino por el que Gabriel se fue.

No lo terminaba de creer.

Me está llevando el muerto, literalmente.

Disminuyó su velocidad al ver que no sería fácil dejar atrás a quienes nos seguían, sacó su arma y con un solo tiro consiguió hacer un orificio perfecto en un enorme tanque de agua que se rompió por la presión y, en consecuencia, cortó el paso de Culebritas y los otros al inundar el camino.

Dio media vuelta, recuperó su rapidez para volver a sostenerme y cubrir mi cuerpo del montón de agua que, por desgracia, se había convertido en nuestro nuevo perseguidor.

Aunque los dos resultamos empapados, su plan había funcionado ya que tanto Culebritas como sus secuaces desaparecieron.

—Sí eras tú. —confirmé en un suspiro al tener sus mojadas facciones cerca de las mías, igual a la noche anterior cuando me sacó del risco.

DARK SIDE |El legado|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora