01 | La silueta de tu esencia.

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Melanie.

Cuando tenía diez años, me fue formulada la típica pregunta:

¿Cuál es tu propósito en la vida?

Recuerdo bien haber sido motivo de burla por mi respuesta.

—Morir.

Era lo más lógico. Todos los que nos encontrábamos dentro de ese salón de clase íbamos a morir en un determinado tiempo y espacio. Conscientes o no, cada uno compartía el mismo destino.

Sin embargo, podría considerar a mi respuesta como incompleta.

El propósito de la vida es estar listos para morir.

Sabía que yo iba a morir un día, pero no sabía si estaría lista para hacerlo.

Dado que era muy pequeña en ese entonces, mis ideas relacionadas con la muerte dejaron de tener relevancia y dediqué mis pensamientos a otro tipo de cosas, consiguiendo llevar una vida ciertamente ordinaria. Hasta aquella noche, ocho años después, cuando desperté y me encontré en medio de los brazos de un hombre al que nunca antes había visto, ambos estábamos al borde de un risco, bajo por el cual un río pasaba.

Mi cabeza estaba adolorida, mis extremidades habían sido amarradas con una cuerda, y un extraño presentimiento me hacía creer que, por alguna razón, aquel hombre que me sostenía no dudaría en soltarme hacia las aguas del río.

—Gabriel... —llamé a mi hermano apenas pude identificarlo.

Con ambos brazos él cubría a Nora, su novia, del par de sujetos que también los tenían acorralados con sus armas.

—Gabriel, ¿qué pasa?

—Fue lo que ocasionaste —articuló el extraño que me tenía cautiva, dirigiéndose a él—, lo que tú elegiste.

—¡NO! ¡¿QUÉ HACES?! ¡DÉJAME! ¡GABRIEL! —Usé todas mis energías para gritar y patalear en el momento en que el tipo inclinó mi cuerpo al agua—. ¡GABRIEL! ¡AYÚDAME! ¡GABRIEL!

—Despídete, Gabriel. Despídete de tu hermana.

—¡NO! ¡GABRIEL!

Sus ojos verdes no quisieron seguir viéndome pelear y se cerraron con fuerza para luego desaparecer de mi campo visual al ser tirada.

Las palabras de mi padre regresaron a mis recuerdos. Pensé en aquellas aves, en el tiempo que necesitaban antes de salir del cascarón, y luego de tantos años entendí que él solo había complementado mi creencia.

Se trata de sobrevivir mientras conseguimos valor para morir.

Fui arrastrada por las oscuras aguas del río hacia la profundidad de este. La manera en cómo mis manos y pies habían sido atados me imposibilitó intentar liberarme.

El peso me fue hundiendo, era cuestión de minutos para que en medio del silencio mis pulmones se inundaran y mi corazón dejara de latir. Tuve resignación al comprender que no había posibilidad de volver a la superficie, entonces, con humildad, admití lo evidente.

No estoy lista.

Mientras mi vida colgaba de un hilo, vi nuevos movimientos en las aguas. Una silueta desconocida, que parecía ser la de un hombre, también había caído, pero a diferencia de mí tuvo un clavado perfectamente calculado que lo llevó a mi dirección, y antes de que él pudiera tocarme, mi conciencia decidió no acompañarme más.

Mi espíritu, con solo dieciocho años, estaba lleno de sueños frustrados, de ausencias a las que yo no me había resignado, de incertidumbres que no resolví. Aunque todo ello era insignificante para la injusticia de la muerte.

DARK SIDE |El legado|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora