54. Caitán

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✶⊶⊷⊶⊷⊶⊷⊷❍⊶⊷⊶⊷⊷⊶⊷✶

Sostengo el brazo de Gabriel antes de que pueda llegar a la persona que permanece de pie, sumida en el juego de sombras que ofrece el bosque a medianoche.

No deja de reír. Una risa baja, suave, desquiciada.

Mi corazón bambolea contra mi pecho, el instinto me grita que no debo continuar avanzando. Para ser sincero, nunca he tenido un gran sentido de la supervivencia. Siempre termino corriendo hacia el peligro, sin que mi cuerpo me detenga.

—Es Niel —dice Gabriel. Solo él puede ver con claridad sus facciones—. Me pregunto cómo ha llegado hasta aquí. Creía que estaba encerrado a la espera de que el pueblo se reúna y delibere.

—Déjalo —impero tirando de Gabriel hacia atrás.

Me giro y una luz anaranjada llena el camino que va hacia el pueblo.

El olor a quemado llega al mismo tiempo que el humo.

El bosque está ardiendo.

Las llamas lamen los árboles centenarios sin compasión alguna y me recuerda a lo que sucede cada verano cuando el calor apremia y la humanidad se llena de egoísmo. No importa cuál sea la razón, Galicia siempre termina ardiendo.

—El pueblo —balbucea Gabriel—. Mi familia...

La risa de Niel aumenta hasta tal punto que se torna difícil de soportar.

Un enorme roble cruje y se desploma en nuestra dirección. Elevo una mano y procuro visualizar las raíces del suelo emergiendo para contener el tronco. En cuanto mi pensamiento se forma, la tierra retiembla y diversas raíces se entrelazan para crear un sólido muro.

Sigue siendo madera, terminará por arder.

—Al fin —dice Niel entre risas.

Gabriel sacude mi agarre, por lo que tengo que abrazarlo por la espalda para que no se vaya.

—Hay algo raro en él —le susurro.

—Más razones para detenerlo —replica él y se aparta con agilidad, como si estuviera hecho de algún tipo de líquido.

Esto ya ha sucedido. Esas palabras llenan mi mente con su toque ominoso. Orballo ya fue calcinada a manos de mi antepasado. La diferencia es que, con la barrera sellada, nadie podrá escapar y la gente del exterior tampoco serán capaces de prestar ayuda.

Gabriel lanza una pregunta que no llego a escuchar y Niel ensancha su sonrisa.

Intento acercarme para oír lo que están hablando, a pesar de que mis pies no desean moverse del sitio.

—Es el espectro —susurra de pronto la voz tímida de una niña.

Me detengo.

—¿Runa?

La salamandra asoma su cabeza por un extremo de mi camiseta. Ha estado ahí todo el rato. Me ha escuchado hablar con Gabriel y como lo he... No quiero pensar en ello ahora.

—Perdón —dice ella—. Tenía miedo sin Colmillo.

El espectro.

Echo a correr hacia Gabriel y me interpongo entre él y Niel, o lo que hay dentro de él.

—Es Lucien Arcanova —indica Gabriel.

—Ya has logrado tu objetivo, ahora márchate. Deja que tu ira se disipe —pido al espíritu, sabedor de que es un acto inútil.

Niel niega varias veces con la cabeza. Gracias a la iluminación que proporciona el fuego, veo que sus ojos han cambiado de color a un verde oscuro, demasiado similar a los míos.

Brétema (BL🌈 Completa ☘)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora