60. Gabriel

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La electricidad carga el ambiente. Lux refulge en los brazos de Caitán, como si un pedazo de estrella se hubiera desprendido del cielo.

Se me eriza el vello al observar al ser que se retuerce con un último estertor.

Avanzo un par de pasos y poso la mano en el hombro de mi hermana. La punta de la espada que porta está hundida en la frente de una calavera blanca. Cuando la extrae, el hueso se mella y la calavera se parte en dos.

—Mi destino —murmura y recuerdo que Noa ha sido atrapada por Brétema. Alejo la mano con impotencia; cierro los dedos hasta convertirlos en un puño. Se aparta de mí, poniendo una distancia que semeja insalvable.

¿Qué estoy haciendo?

¿Qué he estado haciendo?

He entrenado toda mi vida para proteger, pero dejé de lado mis obligaciones. El bosque arde sin control. Mi hermana está perdida dentro de Brétema. Los dioses oscuros han escapado.

Me agacho, tomo la calavera y termina por deshacerse en un polvo negro que regresa a la tierra. Las enseñanzas de Lluvia se ven aplastadas por los cuentos que mi padre me forzaba a escuchar cada vez que estaba en casa.

Historias sobre un sello que jamás debía romperse. Del verdadero deber de los protectores. Estamos aquí porque el bosque nos necesita, si lo mantenemos sano, él nos corresponderá con abundancia. El bosque nos cuida de aquellos que intentaron hacerse con un poder que les venía demasiado grande.

Los dioses oscuros se remontan a la época en la que se decía que los habitantes de Orballo poseían un poder que corría por sus venas como el pulso de la tierra y el cielo.

Me arrodillo en la tierra caliente; ascuas de un dorado irreal danzan y forman pequeñas flores en cuanto alcanzan el suelo.

Los dioses oscuros dieron caza al zorro, para buscar alimentarse de su carne. Porque él era un verdadero dios y no un usurpador.

Me levanto de golpe, con el corazón martilleando en mis oídos.

Odiaba esa historia.

Odiaba a mi padre por estar siempre ausente.

Ahora sé que sus cuentos eran reales y que él ayudaba a aquellos que no podían defenderse.

Tengo que proteger a Lux. Esa es la prioridad. Él es el elegido. No. No existe un elegido. Las mentiras de Lluvia han calado en nuestros huesos para dejar de lado una incómoda verdad: nunca saldremos de aquí. Estamos destinados a cuidar de la montaña y todo lo que guarda.

Vuelvo hacia Caitán con paso ardoroso y arranco a Lux de sus brazos.

—Despierta, estúpido perro. —Lo aprieto contra mi pecho—. Lux. Por favor. Lo siento. Lamento llamarte perro estúpido tantas veces. No lo sabía.

Brétema (BL🌈 Completa ☘)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora