55. Lux

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Una tormenta de fuego permanece encerrada en mi alma. Cenizas se deslizan silenciosas ante mis ojos.

Los habitantes de este pequeño pueblo, este pueblo que he protegido durante una y más vidas, colaboran en vano para extinguir el incendio. Acarrean con calderos de agua y siguen las concisas órdenes de Lúa. No prestan atención al corrupto con orejas de conejo que los está ayudando. Ante el peligro, todos son aliados.

Saboreo el humo y echo un vistazo hacia atrás. El techo de la casa de Noa está ardiendo sin control. Por suerte, hemos podido escapar por la ventana antes de que se derrumbe.

Adán está atendiendo los leves rasguños en las rodillas de Noa.

Respiro con dificultad. Siento como si fuera a desintegrarme en cualquier momento. Estoy perdiendo mi fuerza con cada brizna de hierba que se consume.

No lo comprendo. No entiendo qué hice para merecer tal padecimiento.

La tierra tiembla.

Algo se está acercando. Se arrastra por encima de los árboles caídos y las piedras, sin descanso. No es un ser vivo y tampoco es Brétema.

El dios oscuro ha vuelto. Algo que solo los humanos podrían crear.

Inspiro y suelto el aire.

—Adán —digo por encima del alboroto—. Noa.

Ambos me miran. Tienen la cara tiznada y las mejillas coloreadas por el calor. Me arrodillo frente a ellos y los abrazo. Adán suelta un respingo y Noa posa su mano en mi espalda.

—Debo irme. Si la barrera se rompe, habré perdido. Y si eso sucede, quiero que ayudéis a los demás a escapar. Puede que las personas del exterior sean capaces de luchar contra lo que se avecina. O puede que no. —Bajo mi cabeza. Estoy asustándolos. Tengo que ser positivo—. Olvidad esto último. Os protegeré. Haré lo que sea necesario para salir victorioso.

Me retiro con tosquedad y temor.

He estado esquivando mi deber como guardián toda mi vida.

Era mi labor cuidar de esta montaña y lo que yace en ella.

¿Por qué no lo hice? ¿Por qué legué mi poder a dos humanos cuyos corazones frágiles causaron más sufrimiento que otra cosa?

Debí dejarlos morir.

Debí alejarme.

Ah, ya sé la razón por la que no me alejé. Los humanos. Los envidio y aprecio. Los comprendo y odio. Quiero ser un simple humano. Quiero vivir entre ellos sin el peso de un mundo sobre mis hombros.

Noa y Adán permanecen hundidos en el mayor de los mutismos cuando me incorporo. Les ofrezco una leve sonrisa y empiezo a correr en dirección al pazo de los Arcanova.

Brétema (BL🌈 Completa ☘)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora