17ও

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A la edad de diez años, Minho ignoraba muchos de los problemas que pasaban a su alrededor porque no los entendía, su único interés en ese momento era jugar y obtener la atención de sus padres que últimamente, estaban más ocupados de lo normal.

Durante esos meses, Minho se había estado quejando porque su papá no jugaba con él o porque su mamá solo aparecía por la noche para acompañarlo a dormir, pero durante el día, ninguno de los dos estaba disponible para él.

Inmerso en su mundo, esa mañana, al igual que todos los días, Minho salió al jardín siendo atentamente vigilado por los guardias del castillo, ellos eran los encargados ahora de acompañarlo en todas sus actividades cuando antes lo hacían sus padres. Al principio se sintió triste, pero ahora, estaba un poco más acostumbrado a hacer algunas cosas por sí mismo, así que cuando salía al jardín, podía distraerse sin pensar en nada más que en lo mucho que le gustaba ver las flores de su madre.

Tarareando una melodía infantil por lo bajo, se detuvo frente al rosal de rosas azules que su mamá tanto cuidaba, tocando con sus pequeños dedos los pétalos de éstas mientras sonreía con fascinación, preguntándose cómo era posible que hubieran tantos colores.

—Debes ser cuidadoso cuando toques las flores, también sienten cuando algo les lastima.

Minho se giró rápidamente hacia la voz a sus espaldas, sonriendo emocionado.

—¡Mamá!—exclamó, acercándose rápidamente para abrazarse a su cuerpo, aferrándose con fuerza.

La reina rió divertida, regresándole el abrazo con cariño a su hijo.

—¿Estás ocupada hoy también?—preguntó sin soltarla, haciendo un puchero.

—No, hoy voy a pasar el día con el niño más hermoso de todos—revolvió su cabello, tomando su mano para caminar entre los senderos del basto jardín—Te gusta estar aquí afuera ¿no es así?

Minho asintió varias veces, señalando los rosales.

—Me gustan mucho las flores. Cuando sea grande, quiero ser como tú y tener un jardín así de grande—extendió los brazos, simulando el espacio.

—Este jardín ya es tuyo, cariño.

—¿De verdad?—preguntó emocionado, con ojos brillantes mientras la veía asentir.

—Cuando seas grande, serás dueño de todo esto, Minho, serás un rey tan bueno y amoroso como tu papá.

La idea de le parecía increíble, ser rey sonaba como algo importante. Asintió de nuevo, de acuerdo.

—Cuando sea rey voy a regalar flores a todos.

—¿Eso quieres?

—Si—sonrió, aferrándose a la mano de su mamá.

—¿Qué tal si regalas flores desde ya? Puedes llevarle algunas a papá o a los demás niños del castillo.

Minho asintió y corrió hacia el rosal de rosas azules nuevamente, deteniéndose frente a éstas, viéndolas con detenimiento, eligiendo la más bonita.

—¿Le darás una de estas a tu papá? Creo que él prefiere las orquídeas.

—No, es para ti—dijo sin mirarla, buscando para ella la rosa más brillante—¡Esa!—la señaló—No la quiero separar de su familia, así que debes recordar cual es la tuya, ¿si, mamá?

—Puedes tomarla con cuidado y la vamos a plantar en el balcón de mi habitación junto a las demás patra que no esté sola ¿te parece bien esa idea?

✧꙳𝙱𝚕𝚞𝚎 𝚛𝚘𝚜𝚎𝚜꙳✧ 「𝙼𝙸𝙽𝚂𝚄𝙽𝙶」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora