SeokJin.
Las venas de Jin vibraron como si alguien hubiese electrificado su sangre. No habló. No podía. ¿Qué diablos se suponía que iba a decir?
Yuqi había quitado el seguro de la granada y la arrojó a Jin mientras se alejaba. Pero Nam tenía que saber que Jin lo deseaba, que deseaba esto… más que nada. Él tenía que.
Era Nam quién continuaba diciendo que no podía funcionar entre ellos, que era demasiado riesgoso. Jin había aceptado las palabras de Nam, pero ahora que Yuqi puso las cartas sobre la mesa entre ellos, Jin no podía recordar haber necesitado algo tanto como eso.
Cinco meses con Nam como su Daddy era más de lo que él se había atrevido a desear, y si decía que no, Jin no estaba seguro de poder recuperarse.
— ¿Quieres...? —Nam comenzó.—Sí —Jin interrumpió.
Nam ladeó la cabeza, entrecerrando los ojos.—Ni siquiera sabías que iba a decir.
Jin agitó las manos.— ¿No lo entiendes? No importa lo que fuera que ibas a decir. La respuesta es sí. Lo que sea que quieras… Siempre diré que sí.
Nam cerró la distancia entre ellos, enterrando las manos en el cabello de Jin y aplastando sus bocas juntas. Se derritió contra él, saboreando el café en la lengua de Nam y deleitándose en el rasguño y ardor de la barba incipiente contra su piel tierna. Nam los llevó hacia atrás de regreso a la casa, sin romper el beso.
Cuando Jin tropezó, las manos de Nam se engancharon debajo de sus muslos, alzándolo como si pesara nada. Jin rodeó su cintura con las piernas, la parte baja de sus cuerpos alineándose en una forma que lo tuvo gimiendo.
Cuando Nam finalmente apartó la boca, su mirada se clavó en Jin.
—Tienes que estar seguro. Realmente no entiendes cómo funcionan estos acuerdos; hay contratos y límites. Eres virgen, y jamás he hecho algo con una persona sin experiencia.Jin sostuvo su mirada.
—Solo soy virgen en el sentido técnico de la palabra. Mis límites duros son nada de humillación, nada de deportes de agua, y no quiero que me compartas con otros. Mis límites suaves son los que hablamos ayer en la noche. Quiero ser… el pasivo… contigo, pero no sé si mi cuerpo pueda… —Él se interrumpió, mirando por sobre el hombro de Nam, seguro de que sería un factor decisivo.Nam arrastró el pulgar sobre el labio inferior de Jin.
—Entendido.Nam los dejó a ambos sobre el sofá, llevando a Jin hacia abajo sentándolo ahorcajas en su regazo. Nam lo estudió hasta que Jin no pudo contenerse en preguntar. — ¿Qué?
—Sabes más cosas de las que pensé.
Jin rodó los ojos con una sonrisa.—Te dije que serías un buen Daddy la noche en que nos conocimos. ¿Acaso pensaste que no había hecho mi dosis de averiguaciones en google? El porno es gratis ahora, viejo.
— ¿Así es como te liberas en las noches? ¿Mirando a daddies dominar a sus chicos? —Nam rugió, una mano en un puño dentro del pelo de Jin, la otra arrastrándolo cerca hasta que estaban al ras uno contra el otro.
Jin no pudo evitar frotarse contra la polla medio dura de Nam. Nam azotó su trasero lo suficientemente fuerte para hacerlo sisear.
—Detén eso. Estamos hablando ahora mismo —Dijo, aunque sus ásperas manos rozaban el torso y pecho de Jin, los pulgares arrastrándose sobre los pezones planos —. Daddy te hizo una pregunta.
—Sí, Daddy —Dijo Jin en un gemido, arqueando la espalda contra el toque, sus ojos cerrándose mientras Nam dejaba un beso sobre el centro de su pecho.
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Embriagador||NJ|| ADAPTACIÓN
FanfictionA Kim Namjoon le ha sido encargado el trabajo más fácil en el mundo. Hacer de niñero del hijo mimado de un senador conservador, mantenerlo fuera de problema y recibir un cheque de seis dígitos. Un cheque que él necesita desesperadamente. El padre d...