Capítulo Diecinueve

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NamJoon.

En el auto, Jin se sentó entre Nam y Yuqi, estremeciéndose como un Chihuahua muy nervioso. Masticó su labio inferior, sacudió la pierna y movió sus manos hasta que Nam entrelazó sus dedos con los de él y los apretó con fuerza. 

Echó la cabeza hacia atrás, sus ojos tristes encerrados en los de Nam. Una pequeña punzada de culpabilidad lo pinchó. Tal vez no debió haber pasado el día arrastrando a Jin al borde del olvido.

Quizás debió haber hecho algo para que se relajara todo lo posible. Pero Jin tenía que entender que sus acciones tenían consecuencias, y si Nam no cumplía, él dejaría de creer sus amenazas. Además, era demasiado tarde como para preocuparse por ello ahora.

Cuando se detuvieron junto al hotel. Estaba la línea usual de carros para estos eventos, limosinas dejando a personas justo en la puerta. Dios no les permitiera caminar a cualquier lado.

Un grupo de aproximadamente treinta personas protestando estaban de pie afuera, sujetando carteles sobre sus cabezas, abucheando cada vez que otra pareja pasaba en sus mejores galas.

Los asistentes no parecían molestos, y algunos incluso sonrieron y agitaron la mano en un gesto de "que coman pastel". Yuqi tenía razón. Este era un show de mierda de proporciones épicas.

Nam salió antes que Jin, escudándolo mientras él ayudaba a bajar a Yuqi en su ridículo vestido apretado. Una vez ella estuvo de pie, Nam los apresuró dentro, ambos brazos alrededor de ellos como un escudo.

Ambos bajaron sus cabezas mientras bombillas de cámaras disparaban flashes y los reporteros locales empujaban micrófonos contra sus rostros. Las preguntas se arremolinaban hacia ellos, pero ninguna lo suficientemente discernible para garantizar una respuesta.

No es como si hubiesen respondido, de todas formas.

Dentro, el lobby del hotel tenía daba una sensación diferente. Música clásica fluyendo de los parlantes de arriba.

Las únicas personas visibles eran los invitados a la fiesta del senador, riéndose y charlando mientras caminaban hacia el salón de baile principal, como si Roma no estuviera ardiendo justo detrás de las puertas doradas del hotel.

Nam dirigió a Jin y Yuqi en dirección a la fiesta, caminando detrás de ellos y con una en cada hombro. Cuando casi pasaban el límite, una mujer dio un paso al frente. Jin se detuvo en seco antes de chocar con ella. Yuqi arrugó el ceño en confusión hacia la mujer más pequeña.

—Jin,Shin HyunJi del Elle. Nos conocimos ayer en la noche. Me preguntaba si podrías hablar ahora que los dos tienen la ropa puesta —Ella preguntó, alzando la voz con suficiente fuerza para que las cabezas se giraran hacia ellos.

Las mejillas de Jin ardieron, pero Yuqi se acurrucó contra él con posesividad y una sonrisa astuta como si el comentario fuera dirigido a ella y Jin, y no a Nam y Jin. Las personas que estaban cerca para oírlos dieron una mirada al vestido relevador de Yuqi antes de girar las narices y seguir caminando.

Nam bajó la voz.

—Sin comentarios. Él nunca tendrá algún comentario, y si imprimes, aunque sea una palabra o guiño a lo que sea que estás implicando, mi cliente te demandará por difamación.

Ella rio disimuladamente.

— ¿Difamación? Sólo si no puedo probar mis alegatos.

Nam abrió la boca, pero fue Yuqi quien dio un paso al frente.

— ¿Dijiste que escribes para Elle?

La mujer movió su mirada a Yuqi respondiendo despectivamente. — Sí.

Embriagador||NJ|| ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora