SeokJin.
Jin quería cumplir con las órdenes de Nam -siempre quería hacer lo que Daddy le dijera-, pero sus huesos se habían evaporado y cada vez que intentaba moverse, sus extremidades se negaban a cooperar.
— ¿Qué me está pasando?—. Preguntó, desconcertado mientras trataba de sentarse de nuevo.
— ¿Qué te tomaste?—. Preguntó Nam, empujando a Jin hacia adelante y sentándose detrás de él donde Cherry había estado sentada momentos antes...
¿O había sido Ginger?
Era el nombre de algo que Jin odiaba comer. El pensamiento le hizo soltar una risita.—Jin ¿Qué te tomaste?
La pregunta tersa de Nam tenía a Jin tratando de despejar su mente de las telarañas que estaban envolviendo su mente. Echó su cabeza hacia atrás hasta que descansó sobre el muslo de Nam y miró el rostro perfecto de Nam.
—Una pastilla color rosa brillante y una azul muy pequeñita—. Pinchando los dedos juntos para mostrar el tamaño aproximado de la píldora.
Pensando que si Nam supiera que tan pequeña era estaría en menos problemas. El corazón de Jin se disparó ante la expresión de Nam.
—Estás enfadado conmigo. Tu rostro está todo fruncido ¿Por qué te ves tan sexy así? ¿Por qué estás tan sexy todo el tiempo? Quiero sólo tocarte todo el tiempo—. Trató una vez más de levantar los brazos para tocar a Nam... para demostrarle que hablaba en serio.
Cuando aún se negaban a cooperar, comenzó a preocuparse.
—Ahora ya no puedo tocarte en absoluto. Creo que la pastilla azul se robó mis brazos. Lucía un poco sos-sospech-sos… lucía como una pastilla azul mala.Una sonrisa renuente se asomó por la boca de Nam, risas pequeñas se le escaparon, y el corazón de Jin sintió como si fuera a flotar fuera de su pecho.
Sintió la abrumadora necesidad de aplastar su rostro contra el de Nam para poder sentir la rudeza y el ardor de la oscura barba de su impecablemente cincelada mandíbula contra la suya.
—Me gusta cuando te ríes. Tienes buenos dientes. Derechos. Blancos. Brillantes. Como Chiclets.
Nam ignoró las divagaciones de Jin, moviendo una vez más a Jin donde lo quería. De repente se encontró a sí mismo mirando las baldosas blancas del 38 Marca de chicles que son cuadraditos y blancos.
Mientras su hombro se incendiaba. Se quejó, pero fue Nam quién maldijo en voz baja. —Mierda, bebé ¿Qué te hiciste?El corazón de Jin se hundió en su estómago. Nam estaba enojado con él otra vez. Odiaba eso. —Lo siento—. Susurró.
Nam no dijo nada y Jin no tuvo más remedio que quedarse quieto mientras Nam curaba sus heridas. Se iba y venía, su cerebro cálido y confuso mientras flotaba en las estrellas, lejos de toda la mierda que le esperaba en la Tierra.
Sólo se obligó a abrir sus pesados párpados cuando las manos de Nam se hundieron en sus axilas, tirándolo de pie antes de balancearlo en sus brazos como si fuera Whitney Houston y Nam fuera Kevin Costner en The Bodyguard39. Habría sido un momento para derretirse si todo el cuerpo de Jin no se sintiera ya débil.
Debió haber dicho eso en voz alta porque Nam resopló. —Uno: eres demasiado joven para entender esa referencia y dos: Whitney murió en su bañera por una sobredosis, así que mejor no nos fijemos en ninguna similitud dado tu estado actual de intoxicación ¿Eh?
—Dices demasiadas palabras—. Murmuró Jin, cerrando los párpados.
Gimió cuando su cuerpo se conectó con la fría suavidad de sus sábanas de algodón egipcio. Jin descubrió que sus caderas funcionaban bien cuando Nam le bajó los jeans y la ropa interior. Se arqueó para ayudar con el proceso, y la sensación de las manos de Nam sobre su piel desnuda lo hizo gemir.
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Embriagador||NJ|| ADAPTACIÓN
FanficA Kim Namjoon le ha sido encargado el trabajo más fácil en el mundo. Hacer de niñero del hijo mimado de un senador conservador, mantenerlo fuera de problema y recibir un cheque de seis dígitos. Un cheque que él necesita desesperadamente. El padre d...