SeokJin
Jin estaba teniendo el mejor sueño de todos. La boca de Nam estaba sobre él, chupándolo como si intentara sacar el cerebro de Jin a través de su polla.
Jin trató de empujar más profundamente en la caliente succión, pero las manos de Nam lo mantuvieron en su lugar, agarrándolo lo suficientemente fuerte como para magullarlo.
Jin apretó los puños en el cabello de Nam, rogándole que tomara más, que lo dejara empujar más profundo, pero cada vez que Jin hablaba, Nam se alejaba, contento de esperar a Jin hasta que se calmara.
Era enloquecedor: cada vez que Jin se quedaba en silencio, la boca de Nam comenzaba de nuevo, trabajándolo más duro, llevando a Jin cerca del clímax hasta convertirlo en un lío balbuceante, lo que solo haría que Nam se detuviera una vez más.
Cada vez que Jin suplicaba, Nam se reía y jugaba más con él, lamiendo y chupando el pliegue de su muslo o el lugar detrás de sus bolas—en cualquier lugar menos donde Jin más lo necesitaba— hasta que Jin era un desastre jadeante y sollozante.
—Avísame cuándo estés a punto de correrte, — exigió Nam en voz baja, mordiendo la parte interior del muslo de Jin con tanta fuerza como para arrancarlo del sueño y demostrarle que no estaba soñando en absoluto.
Jin parpadeó con los ojos pesados hacia Nam, quién se había arrodillado a los pies de la cama, con los muslos de Jin sobre sus enormes hombros.
—Oh, Dios—, gimió Jin.—Daddy será suficiente46—, dijo Nam con una sonrisa. —Avísame cuando estés cerca. ¿Entendido?
—Sí, Daddy—prometió Jin, echando la cabeza hacia atrás mientras Nam lo tomaba hasta la parte posterior de su garganta.
Nam era el mejor Daddy de todos. Primero, el beso negro y luego la paja que le dio anoche y otro en la ducha antes de arroparlo de nuevo, y ahora la succión perfecta de la boca de Nam mientras le daba la mamada más caliente de su vida.
Jin arqueó las caderas y esta vez Nam lo dejó. Se perdió en la sensación, yendo más profundamente sin pensarlo, atrapado en la sensación de los labios de Nam trabajando sobre él y la forma en que lamía su raja, su barba incipiente rozando contra todos los puntos más sensibles de Jin.
—Estoy cerca... estoy tan cerca... Daddy...
El perfecto calor de la boca de Nam desapareció.Jin intentó obligar a su cerebro a procesar la repentina ausencia. Nam flotaba sobre él ahora, descansando su peso en sus manos, una sonrisa de satisfacción en su estúpido e impecable rostro. Jin parpadeó confundido.
—No te puedes correr hasta que te dé permiso. Tu castigo comienza ahora.
Jin sintió que su expresión se derrumbaba.
— ¿Castigo?—Te corriste sin permiso.
Las palabras de Nam fueron agua helada vertida sobre su cabeza. Jin miró a Nam, tratando de matarlo con sus pensamientos. Nam parecía imperturbable.— No hagas pucheros. Te advertí que habría consecuencias.
Jin contempló darle una patada a Nam en las pelotas, sin importar si hubiese consecuencias o no. No sabía que era posible estar tan cachondo y enfurecido al mismo tiempo.
—No estoy haciendo pucheros.
—Dile eso a tu labio inferior—, bromeó Nam, inclinándose para morder el labio inferior de Jin antes de ponerlo de pie.
Tenía derecho a hacer pucheros, se aseguró. Le dolían las bolas y su polla estaba lo suficientemente dura como para romper una ventana, sin embargo, una parte estúpida de él todavía estaba desesperada por complacer a su Daddy.
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Embriagador||NJ|| ADAPTACIÓN
FanfictionA Kim Namjoon le ha sido encargado el trabajo más fácil en el mundo. Hacer de niñero del hijo mimado de un senador conservador, mantenerlo fuera de problema y recibir un cheque de seis dígitos. Un cheque que él necesita desesperadamente. El padre d...