22. Eso dices ahora

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Wanda.

—Okay Maximoffs. Si le dicen que vaya por su cuenta probablemente no lo hará—. Kate me repite por cuarta vez en el día.

Es sábado, lo que significa que tenemos el día libre, podemos utilizar nuestros celulares o hacer lo que se nos de la gana. Tuvimos que devolver nuestros dispositivos ayer por la noche para que no se dieran cuenta que faltaban los nuestros cuando hicieron entrega de estos, seguimos castigados por algo que no hicimos y al parecer en eso si pueden ser firmes.

—Si si Katie, no te preocupes, Piet y yo nos encargamos—. Mi hermano le da un pulgar arriba mientas le da orto bocado a su manzana.

—Bien, gracias por ayudarme—. Exhala fuertemente y pasa una mano por su cabello por tercera vez en los últimos dos minutos.

—Calmaaa—. Pietro sostiene sus manos y la obliga a respirar lentamente. —La tienes a tus pies, tigre—. Dice con una sonrisa ladina mientras le guiña el ojo.

Kate asiente varias veces, dando saltitos en su lugar y sacudiendo su cuerpo. —Estoy nerviosa. Ella me pone nerviosa. No se porque me pone nerviosa.

Golpeo su hombro para llamar su atención y le señalo a Yelena con la mirada.

—Mierda. Me voy—. Arranca a correr y pronto desaparece de nuestra vista entre toda la multitud.

Pietro me hace una seña con la cabeza indicando que vayamos por Yelena, quien sale del comedor principal con un par de lienzos los cuales sujeta con ambas manos y pegados a su pecho.

—Hey Yelena—. Digo en un tono animado pasando mi mano izquierda en su hombro derecho, pronto mi mellizo nos alcanza y sigue caminando al lado de la rubia imitando mi acción.

—Uhh, ¿que quieren o que hicieron ahora?— pregunta sin inmutarse.

—¿Porque pensarías que hicimos algo mas que venir a saludar—. Piet finge ofenderse haciendo a Yelena girar los ojos.

—Porque ella está loca y tu eres imbécil, son como gemelos perversos—. Murmura lo último.

Él y yo tiramos la cabeza ligeramente atrás para poder vernos. Me hace una seña con sus ojos que estamos cerca de la cabaña y yo asiento discretamente.

—Lo único que queremos es ver cómo estás, ya sabes, con eso que eres la nueva junto a Hill, Bucky, Sam y Vis en el grupo—. Miento guiándola a la cabaña.

—Están siendo mas raros de lo normal...
ya basta—. Yelena mueve los hombros para que quitemos nuestros brazos, pero tanto Pietro como yo hacemos caso omiso a su petición.
—¿Que carajo esta pasando?

—Tú mi querida Barbie rusa, le debes una platica a Bishop—. Yelena se detiene en seco y nos da una mirada derrotada.

—Nonono, esperen—. Da la vuelta para poder enfrentarnos mientras nosotros seguimos caminando obligándola a hacer lo mismo pero de espaldas. —Ustedes no entienden. Kate y yo... eh, es algo difícil de explicar-

—Ya estamos aquí—. Comenta mi mellizo al de ternos frente la puerta de dicha cabaña.

—Te vemos luego—. Abro la puerta y empujo a la chica dentro, cerrando rápidamente detrás de ella.

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