Cap 28. Prioridades.

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Natasha.

Hey... despierta—. Escucho su dulce voz llamándome, así como su cálida y suave mano acariciando mi cabello.

Despierta, Nat—. Sonrío apenas visible aún sin abrir los ojos.

Siento como Wanda envuelve mi cintura con sus brazos y deja un beso en mi cuello, erizando toda la piel de mi espalda.

—No quiero—. Murmuro contra la almohada.

Pero tienes que, linda—. Responde con una risita.

Aún en su abrazo giro mi cuerpo para quedar frente a frente con ella y así abrir los ojos, esperando ver ese verde esmeralda.

—Buenos días—. Mi corazón se detiene en mi pecho así como siento la sangre abandonar mi rostro al no encontrarme con verde, si no que azul.

Me siento en la cama en un movimiento rápido, viendo a mi alrededor para entender donde estoy. Mi cabaña está vacía y el cielo comienza a verse de un tono más claro, así como el cantar de los pájaros resuena por todo el bosque.

—¿Que pasó?— farfullo la pregunta para mi.

—¿No recuerdas? Después de hablar te quedaste dormida, supongo que fue la adrenalina dejando tu cuerpo... pero no te preocupes, aún estás a tiempo—. Steve sonríe dejando un beso en mi hombro. —Tenemos que irnos. Te daré tiempo para arreglarte.

El rubio se levanta de la cama y me sonríe cálidamente, murmurando un "te veo allí" y saliendo del lugar.

Mi cuello suda y tengo la boca seca... también me duele la cabeza.

Okay, Natasha. Respira. Piensa.

Steve me dijo que me ama, le dije a Steve que lo amo... sabiendo que es una mentira, sabiendo que planeo terminar con él para arriesgar mi vida en un juego que no tengo asegurado.

No se cuando mi corazón comenzó a incrementar el ritmo de los latidos tan rápidamente, pero lo puedo sentir intentado salir de un golpe de mi pecho.

No puedo respirar bien... esta camiseta esta asfixiándome.

Jalo el cuello de la prenda de un lado a otro, forzándola a expandirse y que me permita respirar, pero no puedo, no puedo respirar.

No puedo respirar, no puedo respirar, no puedo respirar.

En un ataque desesperado, me quito la camiseta lanzándola al otro lado de la cabaña, mientras que lágrimas escandalosas se resbalan de mis ojos como cascadas.

¿Que pasa?

Mis manos tiemblan descontroladas y mis piernas me traicionan haciéndome caer el piso con un sollozo y el sonido de mi cuerpo golpeando la madera.

No puedo respirar. Quiero detenerme pero no se como.

Cada vez el oxígeno se hace más pesado y mis intento por respirar más frenéticos

Tengo miedo, no quiero estar sola.

—Hey Romanoff, estaba pensando que- ¿Natasha, estas bien?— Thor rápidamente se arrodilla junto a mi, poniendo su mano sobre la mía y buscando mi mirada.

Intento decir algo, más las palabras no logran formarse, todo muere en mi garganta en un grito ahogado.

—Está bien, respira, respira—. El hace la acción intentando que lo imite, pero se me hace imposible. No puedo controlar nada en mi cuerpo.

—Okay, iré por algo rápido—. Se levanta corriendo directo a la hielera de la cabaña, toma un par de hielos y se apresura a traerlos conmigo. —Sujétalos, ¿okay? Y quiero que te concentres en la sensación, nada más.

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