Cap 27. Moretones

317 36 42
                                    

Natasha.

—¡Wanda!— grito con todo el pánico en mi voz al verla tirada en el suelo, sin decir nada o mover un músculo.

—Por los dioses, por los dioses—. Murmuro agachándome frente a ella, raspando un poco mis rodillas en el proceso. —Wanda—. Llamo sacudiendo su cuerpo.

—Hey...— la pequeña palabra sale en un ronco hilo de voz, sus ojos se mueven a los míos permitiéndome ver aquel verde esmeralda viéndome con cansancio.

—¿Que pasó?— cuestiono tomando su mano. Wanda hace el intento de levantarse y rápido rodeo su torso con mi brazo, pero un suave gemido de dolor me detiene por completo.

—Está bien—. Dice acomodándose con bastante dificultad para sentarse en la tierra.

Tengo que limpiar sus heridas antes que se infecten.

—¿Quien te hizo esto?— pregunto dejando que toda aquella ira de verla tan débil y lastimada inunde mi voz. Mi mandíbula se tensa y mis manos se aferran a los bordes de su camiseta de rayas azules, que están cubiertos por tierra y algunas gotas de sangre.

—No importa—. Farfulla tocando su pómulo derecho seguido del agudo sonido de su respiración por el contacto con la piel hinchada y roja.

—Wanda—. Pronuncio su nombre en un tono serio pero preocupado.

No es estúpida, solo no quiere decirme.

—No lo sé Nat, no lo sé—. Dice, pero esta vez su voz suena mucho más agotada y débil.

La observo por un momento, con el entrecejo fruncido y analizando cada uno de sus movimientos. Su respiración es lenta, pero no alarmante, una buena cantidad de sangre se desliza por su ceja derecha hasta alcanzar su barbilla y su pómulo izquierdo se ve inflamado así como su labio inferior.

—Vamos. Te llevare a la enfermería—. Decreto pasando su brazos por arriba de mis hombros y tragándome la ira al escucharla gemir en dolor por moverla.

Mi sangre hierve por todo mi cuerpo. Me está matando ver sus usuales ojos verdes tan picaros y coquetos, ahora tan vacíos y rotos.

—No quiero ir a la enfermería—. Murmura cuando comienzo a encaminarnos de vuelta al campamento.

—No es pregunta, Wanda—. Digo arrastrando su cuerpo mientras que ella cada vez se hace más pesada. —No te duermas, ¿okay? No te duermas.

—Pero estoy muy cansada—. Susurra en un hilo de voz. Su brazo suelta el agarre en mi hombros y sus pies dejan de intentar caminar a solo ser arrastrados por mi.

Mi cuerpo se tensa y por algún motivo lágrimas de desesperación se forman en mi ojos impidiéndome ver como me gustaría.

—¡Joder!— murmuro con coraje haciendo todo lo que puedo por mantenerla de pie. —¿Wanda? Wanda háblame—. Suplico, pero lo único que escucho es mi desesperada respiración.

—Sin... sin querer te toque el culo—. Exhala, pero puedo notar la sonrisa en su voz. Por los dioses, siempre sabe como sacarme de mis casillas.

Rio ligera y genuinamente al escucharla hablar. Su cuerpo deja de ser tan pesado y el sonido de sus zapatos en la tierra se une al mío cuando vuelve a caminar.

—Veo la enfermería—. Digo mientras salimos del bosque.

Wanda se frena quitando su brazo de mi para apoyarse en un árbol, mantiene la cabeza baja y disimula cruzar sus brazos por su torso para sujetar su abdomen.

—¿Wanda?— la llamo, pero no voltea.

—Es humillante... por favor no me hagas cruzar todo el campamento—. Su voz se rompe un poco y sorbe su nariz, pero cuando intento mirarla ella rápidamente gira la cabeza para otro lado.

Camp WildFire Donde viven las historias. Descúbrelo ahora