Cap 18. Pulsera de hilo negro.

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Wanda.

—En serio Rob, he visto como te mira cuando tú no la ves, tienes una oportunidad—. Le aseguro a la chica alta mientras caminamos a las duchas.

—¿Estas segura? No quiero hacer algo
ton...— Robin tropieza torpemente con una roca y rápidamente vuelve a encontrar el equilibrio.
—Tonto y que Nance me odie por siempre—. Dice con un suspiro pesado.

—Cien por cien segura. Eres genial Robin—. Intento animarla, pero ella no borra la mueca insegura de su rostro.

Acabamos de terminar una actividad en parejas, me tocó con ella y tuve la oportunidad de conocerla... más que nada ella escupió toda su vida en cuanto me presente, pero me agrada.

—Mira...— digo tocando su costado con mi codo para señalarle la dirección en la que Nancy camina con un par de chicos y con los ojos quemando en la cabeza de Rob.
—Se muere por ti. Ve por ella tigre—. Discretamente la empujo en su dirección y Robin tropieza hasta llegar con ella.

—Hey Nance...

Sigo mi camino a las duchas con una sonrisa satisfecha en mis labios.

Una vez que entro puedo escuchar el sonido del agua corriendo en una ducha al fondo, opacando la melodiosa voz que resuena a través de las gotas rompiéndose con el piso.

kiss me hard before you go, summer time sadness... i just want you to know, that baby, you're the best...— mientras más me acerco mejor puedo escuchar la letra de la canción así como la dueña de la armoniosa voz.

De pronto, el agua se detiene y escucho la cortina siendo empujada para abrirse y así poder salir. En un movimiento rápido, me paró detrás de una de las paredes de las duchas y dejo a la chica pasar hasta llegar a los espejos, con tan solo una toalla blanca cubriendo su cuerpo por debajo de sus brazos hasta un poco más arriba de sus rodillas.

—No sabía que podías cantar, Tasha—. Digo con una voz un tanto rasposa, asustando a la pelirroja frente a mi.

—¡Demonios! No hagas eso—. Murmura posando una mano en su pecho. Camino a ella lentamente con una sonrisa dibujada en mis labios y una idea que probablemente la enfade en la mente, pero quien soy si no estoy molestando a Natasha.

—Lo siento, solo quería saludar—. Finjo una voz inocente y Natasha pone los ojos en blanco, dándome la espalda de nuevo. Tomo esta como mi oportunidad para acercarme por detrás mientras ella está concentrada sacando algo de un pequeño bolso negro que trajo consigo.

Una vez que estoy cerca, paso las puntas de mis dedos a lo largo de todo su brazo desnudo, obteniendo una satisfactoria reacción de su piel al erizarse.

—Wanda...— susurra mirándome por el espejo.
—No podemos...

—¿Porque?— digo de la misma forma.

—Estuvo mal. Yo tengo a alguien que... alguien que amo y haber hecho eso contigo no fue correcto—. Tiene los ojos cerrados mientras habla y su delicada mano empuja la mía con suavidad fuera de su cuerpo.

Alguien que ama, claro, aveces olvido que existe el rubio.

—Bueno...— acerco mi cuerpo más al de ella y recargo mi cabeza en el inicio de su cuello. —No vi que pensaras mucho en él cuando pronunciabas mi nombre para pedirme
que no parara—. La respiración de Natasha se detiene por un segundo para luego exhalar de forma temblorosa.

—Yo...— paso mi mano derecha por todo su brazo, para luego subir por su cuello y tomar su barbilla y girarla a su perfil.

Me acerco a ella luchando la sonrisa que muere por crecer en mi, dejándonos con las narices tocándose y el sentimiento de sus labios en los míos apenas se percibe por la casi nula distancia que nos separa.

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