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Moscú recorría la mansión en la que vivía desde que su papá estaba con aquel británico, intentando no toparse con Estados Unidos para encontrar a su hermano recién llegado de Ottawa, Canadá.

Intentó abrir una puerta, pero se percató de que estaba cerrada con seguro, aunque no se rindió y decidió abrirla con una técnica que le enseñó su abuelo, abriéndola lentamente para sorprender al canadiense, pero al parecer se había equivocado de habitación.

Su padre estaba con la cabeza entre las piernas del dueño de la casa,dando mordidas leves en la ropa interior de su novio para apretar con sus dientes el miembro de quién lo aprisionaba con sus muslos.

—"Ah~! Russia~!" [/¡~Ah~! ¡~Rusia~!/]— chilló.

El hijo de el ruso, al ser mayor, sabía qué era lo que pasaba allí, por lo que su pene comenzó a endurecerse, quedándose expectante a la especie de placer que su padre le daba a Reino Unido.

Se quedó helado, apretando sus piernas sin querer dejar de ver lo que hacían, era algo perverso disfrutar de ver a sus padres hacer aquello, pero tuvo que retirarse casi como disparo cuando su papá lo notó allí.

Se ganó un castigo de dos meses sin salir.

 

Eddie, My Love.Where stories live. Discover now