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Aquellos niños allí parados eran uno de sus mayores orgullos, pues ambos compartían una pasión y sabían cómo combinar su talento y ser uno en el escenario, donde muchos de sus amigos y millones de desconocidos cantaban y aclamaban su nombre.

Si, sus dos capitales tenían un mismo talento y pasión por ello; el canto.

Al principio, Moscú aprendió viendo a Londres cantar en la televisión, pero luego su padre se enamoró del papá de su ídolo, algo que siempre agradeció profundamente.

Primero fueron pequeños ensayos entre hermanos, después invitaciones al escenario que el londinense le ofrecía a su hermanito, y luego pasó lo que más deseaba en el mundo; gracias a esas invitaciones, pudo ganar fama y fue creciendo poco a poco hasta que llegó a ser un dúo con su ídolo. Era el niño ruso más feliz del mundo.

Londres se llevaba bien con su hermanito, pues era su adoración y viceversa. Todo a su alrededor se volvía color de rosa cuando él estaba a su lado, le recordaba a Canadá, a quien no veía hace una década.

Regresando al escenario, estaban cantando en uno de los eventos más importantes de Europa para los Countrys, dándolo todo de su voz por ese motivo.

Rusia sonreía con dulzura como si fuese un cubito de azúcar mientras que Reino Unido estaba un tanto nervioso por la idea de que algo saliera mal, aferrado al brazo de su pareja, quien había hecho realidad el sueño del pequeño Moscú.

El niño no paraba de ver a su mayor mientras cantaba, imitando sus expresiones y gestos, incluso sus movimientos.

Quería ser igual a su hermano mayor.

Eddie, My Love.Место, где живут истории. Откройте их для себя