Capítulo 18

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Narra Claire:

Durante toda la tarde me lo pasé muy bien con Mattheo, me sentía yo misma y sentía que volvía a sonreír como antes de la muerte de mi padre.

Mattheo me removía muchos sentimientos por dentro, tantos buenos que no podía contarlos con los dedos de las manos porque me faltarían dedos.

Tras ver el atardecer, nos levantamos y recogimos el picnic para dar un paseo antes de volver a la escuela.

- No me has contado como era tu vida en Francia.

- Bueno, era bastante normal, la verdad. Siempre estábamos juntos mis padres y yo, éramos una familia muy feliz. Hay gente que piensa que mi padre se quitó la vida pero lo cierto es que tuvo una enfermedad muy grave, que poco a poco lo fue matando. Yo iba a verlo todos los días que podía al hospital, a mi madre no le gustaba mucho la idea porque estaba dejando de lado mis estudios de lado pero al final logré recuperar todas las asignaturas que tuve suspensas.

- Lo siento mucho por tu padre, Claire.

- No fue culpa de nadie, solo del destino. Por desgracia no se pudo hacer nada para salvarlo. El día que murió sentí como mi mundo se derrumbaba por completo y mi vida dejaba de tener sentido. La persona que pensaba que estaría ahí para apoyarme no lo estaba, pero eso ya es otra historia... -dije recordando.

- ¿Hablas de Karolina? -dijo con el ceño fruncido y confuso.

- Claro que no, ella me acompañaba siempre que podía y le estaré eternamente agradecida por no dejarme nunca sola. Hablaba de mi ex novio...

- Si no quieres contarme de él no lo hagas, no quiero que recuerdes a ese patán. -Lo agradecí internamente.

- Preferiría no hablar de él, la verdad. Gracias por entenderme tan bien, Theo.

- No me agradezcas nada, linda.

- Bueno, cuando mi padre murió mi madre y yo nos mudamos a Londres. Ambas queríamos cambiar de aires e intentar alejarnos un poco de aquello que nos recordaba constantemente a mi padre. Además de que Camille, la chica que siempre me mira mal por los pasillos, me hacía la vida bastante complicada en mi antigua escuela, tanto que no quería salir de mi cuarto ni siquiera para comer y tenía que venir mi madre con una bandeja de comida y quedarse allí conmigo hasta que decidiese comer para controlar que lo hacía.

- Esa idiota... -Apretó la mandíbula.

- No te preocupes, ya no me afecta casi nada lo que me pueda decir. Me volví más fuerte con el paso del tiempo. -Le sonreí para tranquilizarlo. -Bueno, ¿vamos? Se hace tarde y es la hora de cenar. No quiero preocupar a nuestros amigos.

- Sí, vamos.

Íbamos caminando y nuestras manos rozaron por un instante, lo que me hizo sentir una descarga por todo mi cuerpo.

Cuando llegamos a la entrada del Gran Comedor nos detuvimos para despedirnos.

- Me lo pasé muy bien, Theo. Muchas gracias por el picnic. -le di un beso en la mejilla.

- Gracias a ti, linda. Yo también lo pasé bien.

Y entonces una vez entramos por la puerta del Gran Comedor cada uno se fue por su lado, él a la mesa de Slytherin y yo a la mía. Allí estaban mis amigos esperándome impacientes con mil preguntas que me ahorré gracias a que llegó Neville con prisa, tropezó y empujó sin querer a Ron contra su plato de comida y se manchó toda la cara de tomate.

Neville estaba muy avergonzado y arrepentido, así que Ron le perdonó ya que había sido un accidente. Gracias a eso, mis amigos se olvidaron de que me querían hacer preguntas sobre la tarde y la verdad es que no me apetecía demasiado recibir tropecientas preguntas sobre si me gusta o no Mattheo.

La apuesta // Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora