I

7.3K 216 11
                                    

El sonido del goteo del agua del grifo averiado y pequeños sollozos ahogados era lo único que podía escucharse en ese frío y oscuro cuarto de baño mientras el castaño se encogía en el suelo con la espalda desnuda tocando el borde de la tina y las piernas pegadas a su pecho. Se sentía un idiota por el sentimiento de culpa y cierto repudio hacia él mismo que lo abatió luego de lo ocurrido esa noche. No era normal sentirse así, de hecho nada en él mismo lo era.

Sorbió su nariz y alzó el rostro para limpiar las lágrimas que aún corrían por sus mejillas, con sus manos temblorosas apoyándose del borde de la tina se levantó y volvió a enjuagarse el cuerpo y la cara con agua fría para poder despejarse un poco; tomó una de las batas limpias para cubrirse y una toalla para secarse el cabello y la cara mientras se acercaba al lavabo, se observó en el espejo y sólo pudo hacer una mueca de desagrado apretando los labios como si estuviese tragando.

-Eres un cobarde, Kim Taehyung.- se dijo a sí mismo con odio y salió hacia su habitación sólo para afrontar la realidad nuevamente. Su cama estaba destendida, hecha un desastre en realidad y sobre ella se encontraba Choonhee, su esposa, con las sábanas enredadas cubriendo su desnudes. El castaño la observó sin expresión alguna, no hizo el esfuerzo por acercarse únicamente tomó su ropa y se dirigió al cuarto de visitas para vestirse y salir de ahí lo más pronto posible o iba a terminar ahogado en sus propios pensamientos, se sentía tan adolorido emocionalmente que necesitaba un respiro de todo y todos, sólo había una persona a la que quería ver en ese momento para acurrucarse en sus brazos hasta sentir que sanaba.

Tomó su auto y condujo casi en automático, su cabeza y su cuerpo se habían puesto de acuerdo para llevarlo al único lugar que consideraba seguro mientras su consciencia se perdía en el arrepentimiento que sentía por tener que vivir esa pesadilla, fingiendo ser algo que no era. Para cuando se dio cuenta ya estaba frente a la puerta de ese lugar que escondía muchos de sus secretos, no pensó en nada hasta que llamó a esta y entonces fue conocedor del miedo que sentía ¿Por qué? Porque al otro lado de esa puerta estaba la única persona a la que anhelaba y él no tenía cara para verla en ese momento. Su deseo de bienestar lo había traicionado.

Contrario a lo que pensaba Taehyung, el lugar seguro al que llamaba, estaba hecho un desastre. Jungkook mismo lo estaba. Desde que le había dejado de responder los mensajes la ansiedad se había apoderado de él y lo tenía como león enjaulado, abriendo y cerrando el refrigerador, sirviéndose whisky una y otra vez, aunque el alcohol no iba a resolver sus problemas, el pelinegro se aferraba a encontrar la respuesta a su pregunta en el fondo de la botella. ¿Por qué?

El efecto analgésico del alcohol no estaba surgiendo efecto, seguía sintiéndose miserable, insuficiente y por desgracia, todavía sobrio.

Luego del alcohol comenzó el ataque de desordenar las cosas para ordenarlas, como si eso fuera a ayudar de alguna forma, sacó su alacena entera para volver a colocar los alimentos en esta, pero no estaba funcionando, el ochenta por ciento de las cosas que tenía eran los gustos de cierta persona.

Dejó la comida por la paz, no iba a resolver nada, lo sabía, no iba a estar tranquilo hasta que él volviera casa y lo tuviera entre sus brazos y como si fuera un chiste de mal gusto, el timbre sonó. Su corazón se detuvo en seco. No tuvo que comprobarlo por la mirilla, sabía quién estaba detrás de la puerta. Con el cabello revuelto, la respiración agitada, el nudo en su garganta y los ojos cristalinos abrió la puerta.

-¿Sí? -preguntó como si no le interesara. Como si realmente no quisiera tomarlo por la camisa y meterlo a la casa para recordarle a quién le pertenecía su cuerpo y alma. -¿No es un poco tarde para las visitas?

La voz áspera de Jungkook golpeó contra Taehyung una vez que la puerta se abrió y todo dejó de funcionar; tragó pesado con la cabeza gacha y supo que el pelinegro había estado bebiendo por el olor a whisky que despedía. Pasó su lengua por sus labios y tuvo que juntar todo el valor que tenía para poder encararlo, claro que las cosas no le salieron como esperaba pues en cuanto sus ojos se encontraron con los ajenos toda la fuerza se le escapó. Ambos estaban igual de jodidos.

Stigma [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora