Stigma [KookV]

III

Los Kim siempre habían tenido una memoria a largo plazo buenísima, sobre todo tratándose de momentos que los avergonzarán y Taehyung lo sabía a la perfección por lo que estaba seguro de que el momento que acababa de vivir en la cena familiar lo iba a recordar por mucho tiempo. Luego de abrazar al Tío Jin y decirle cuánto lo había extrañado tuvo que darse media vuelta y explicar con pena que estaba sintiéndose un poco enfermo pero nada grave, se disculpó y recibió una mirada comprensiva de su suegro además de un montón de preguntas por parte de su madre y su esposa que eran las más preocupadas.

Un rato después estaba de vuelta en la mesa, su plato fue sustituido por una taza de té y él estaba furioso con Jungkook además de muy cohibido con todos los demás así que había decidido que toda su atención se enfocaría en Seokjin quién había tomado asiento a uno de sus lados.

Seokjin sabía que lo que le ocurría a Taehyung no era de salud, conocía a ese chico como si fuera suyo, así que la plática profunda y real, vendría cuando los demás se fueran. Para no hacer el momento más extraño, actuó con naturalidad, se sirvió de comer y comenzó a platicar. -Hace un par de días Namjoon y yo fuimos a pescar, deberías venir un día Gongyoo. -Lo invitó Jin con una sonrisa.

-Cuando Choonhee y Jungkook estaban pequeños solíamos ir mucho al lago. -contó Gongyoo con nostalgia. -Claro que te tomo la palabra, pero sin los niños. -bromeó. -Estorban mucho y preguntan si ya nos vamos cada veinte minutos. -Las risas de los presentes acompañaron a Gongyoo.

Jimin no desaprovechó la oportunidad de hacer un comentario hacia Jungkook. -Apuesto a que te veías encantador con tu gorrito de pescar, tu salvavidas y tu caña. -le dijo de forma tierna recargándose en su hombro. Jungkook se encogió de hombros y sonrió apenado. Eso le bastó a Jimin para soltar una risita coqueta y pedirle a Gongyoo una foto de Kookie Pescador.

-También tenemos fotos de Tae. -Contó Seokjin riendo. - ¿Te acuerdas de ese álbum Nam? ¿Dónde lo dejamos? -preguntó pensativo. -¡En tu oficina! ¿Aún lo tienes?

-Claro que sí.- respondió Namjoon con una sonrisa. -Recuerdo que la primera vez que llevamos a Tae, Jin estaba feliz porque atrapó un pequeño pez en una red y Tae quiso tocarlo, lo agarró.- dijo imitando la acción con un par de sus dedos. -Y luego lo lanzó al lago de nuevo.- soltó una risa.

Jin acompañó la risa de Namjoon recordando esa anécdota, tenían mil historias que podían contar de ellos con Taehyung, pero lo mejor era mantenerse callado, le dio a su amigo una sonrisa tierna y bajó la mirada para concentrarse en su comida. -Aprendió muy rápido. -respondió mirando su ensalada. -Él dijo que no le gustaba que los pececitos salieran del agua, por eso lo regresó. -Jin le dio una mirada a Tae, parecía más incómodo que antes, pero eso lo hablarían después, ellos tenían una relación muy especial, Jin era el papá comprensivo.

Jungkook aprovechó la distracción de los mayores, se quitó el tenis derecho y comenzó a acariciar la pantorrilla de Taehyung por debajo de la mesa. Entonces tomó un poco de ensalada y la sirvió en el plato de Jimin. -Mi hermana hace la mejor ensalada y ese aderezo de crema de cacahuate es increíble. -Aseguró con una sonrisa. Tan natural que nadie pensaría que su pie estaba haciéndose paso entre los muslos de Taehyung. Jimin hizo caso a Jungkook, sintiéndose como si fuera el rehén de un secuestrador, salvo que el secuestrador podía arruinar la vida de su mejor amigo y su esposa, el rubio abrió los ojos con sorpresa, sí estaba deliciosa, Jungkook limpió con su pulgar la comisura de los labios de Jimin que se había ensuciado con aderezo. Y llevó la vista a Taehyung. -¿Te gusta? -preguntó alzándole las cejas, retándolo una vez más.

El castaño se erizó en cuanto sintió el pie de Jungkook cerca y quiso alejarse al notar su intención pero esa no era una buena idea a menos que quisiera que todos lo notarán, en su lugar sólo pudo apretar las piernas para frenarle el paso y mirarlo con desdén y las mejillas ligeramente sonrojadas. -No.- contestó con seguridad, aunque no se refería a la ensalada, ganándose una mirada indignada de su esposa.