VII

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Los filtros son parte de la vida diaria de una persona, hay cosas que es mejor ocultar frente a otros, algunas veces por un bien mayor otras por algo común como uno mismo por ejemplo. Seojoon, el más noble y reservado de los hermanos Park lo sabía bien. No existe una clasificación entre lo bueno y lo malo con respecto a la gente, todo es relativo, todos tienen sus razones para actuar como lo hacen, algunas externas otras internas, a veces no hay de otra.

Seojoon nunca se quejó de la responsabilidad que se le dio a tan temprana edad por la muerte de sus padres, nunca se sintió como una víctima ni odió su existencia, pero vaya que se llevó una gran decepción cuando cayó en cuenta de que mientras sus hermanos perseguían sus sueños jugando a los artistas él se encerraba en una oficina para mantener la estabilidad económica a la que estaban acostumbrados; peor aún, descubrir que él no tenía ningún sueño porque nunca se le permitió explorar en su interior lo hizo sentirse un fiasco total. Pero, si antes no le importó ¿Por qué lo haría ahora?  Ya no era momento de derrumbarse por algo tan infantil como un sueño o tan cursi como descubrirse a sí mismo, él ya tenía algo real que le costó años de aprendizaje y trabajo, algo a lo que podía aferrarse y sacarle el mejor provecho. Algo que explotó su ambición hasta el límite, y que lo llevó ahí, al punto más bajo en el que pudo estar y donde no pensó en nada más que sobrevivir tomando la primera oportunidad que encontrará, mejor dicho que encontró.

Porque sin planearlo fue una suerte llegar ese fin de semana tan tarde a casa, fue una suerte reconocer el auto del Kim menor y ver a su hermano besarlo sin que este se inmutara, como si fuera algo normal o estuviera acostumbrado a ese tipo de acciones. No, fue un éxito que Kim Taehyung aceptara ir con él y no se midiera con las copas, que hablara sin parar y se volviera tan vulnerable. Hubiera sido el escenario perfecto para su hazaña de no ser por Jeon Jungkook. Pero estaba bien, apresurarse podría ser contraproducente y él ya tenía su siguiente movimiento listo gracias al celular olvidado del castaño.

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Un Taehyung muy sonriente terminaba de firmar algunos recibos de la empresa bastante animado bajó la mirada expectante de su asistente; había pasado un fin de semana increíble al lado de Jungkook, dejando de lado la pelea que tuvo con Choonhee una vez que regresó a casa o el sermón por parte de su madre a quien su esposa ya le había contado lo ocurrido, también la sorpresa de que su padre ni siquiera lo mencionara porque estaba muy entretenido desde que el Tío Jin había vuelto. Nada de eso irrumpía en su felicidad. Sabía que aún había muchas cosas que resolver y que los tiempos próximos serían difíciles en su familia, por eso Jungkook y él acordaron que antes de que todos lo supieran ellos tendrían un momento de paz, ya tenían un viaje programado en unos días y ambos se las ingeniaron para acomodarse sin ser demasiado evidentes, Tae aún debía inventarse algunas excusas con su esposa pero, a decir verdad, ya no le preocupaba si le creería o no. 

-¿Es todo Sung?

-Sí.- el pelinegro recogió las papeles e iba a dar media vuelta cuando se detuvo. -Ah no, Tae ya fueron por tu auto está en el estacionamiento y aquí están las llaves.

-Gracias ¿Hay algo más?

Sung asintió. -Park Seojoon está allá afuera esperando para poder verte.

Taehyung frunció el entrecejo confundido, Seojoon ya ni siquiera asistía a las reuniones a las que era invitado ¿Para qué lo buscaría en la oficina? -Hazlo pasar, por favor.

Seojoon entró unos segundos después a la oficina de Taehyung, con la confianza de un viejo amigo se acercó a darle un abrazo y un par de palmadas en los hombros. -¡Tae, qué bien te sienta la sobriedad! -dijo divertido dándole un codazo. -Te ves radiante bueno, a comparación de la última vez que nos vimos. Ese Kookie hace maravillas ¿No? -preguntó alzando las cejas, con una sonrisa que aunque era burlona, no parecía estar bromeando.

Stigma [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora