Capitulo 3

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El taxi nos dejó en frente del club, y me asombré por la fila de personas que envolvían todo el edificio por al menos dos cuadras. Sonreí, porque yo sabía que no había manera de que lográramos entrar esa noche, lo cual estaba bien conmigo. Prefería salir a una cena tranquila.

Caleb dejó caer sus hombros. —Joder, mira esa fila, debimos haber llegado antes. Mientras la multitud de personas en la línea esperaba pacientemente para entrar, y yo deseaba largarme de allí, escuché a alguien gritar mi nombre. Mis ojos se abrieron como platos mientras cautelosamente volvía mi cabeza.

—Mon, ¿eres tú? Oye, Mon, por aquí. Miré en dirección a la voz, y vi a Frankie agitando la mano en un gesto para que me acercara. Los tres caminamos hasta la entrada y nos paramos delante del hombre grande y corpulento, llamado Frankie Lasher.

Su cuerpo de luchador, de un metro noventa y cinco, era suficiente para intimidar a cualquiera. Pude ver por qué el club lo contrató como guardia. Puso sus brazos alrededor de mí y me dio un apretón.

—Qué bueno verte, Mon. ¿Van a entrar aquí esta noche? Tiré de su abrazo. —Íbamos a hacerlo, pero guau, mira esa línea, no creo que esta noche tengamos suerte.

—Tonterías, ustedes tres entran. Le di una mirada asesina mientras levantaba la cuerda para nosotros. Caleb y Yuki estaban encantados y sonriendo de oreja a oreja. Frankie me agarró ligeramente del brazo cuando caminé junto a él. —Si no te sientes cómoda allí, o me necesitas, ven aquí y házmelo saber. —Sonreí ante su generosidad y asentí.

Caminamos por el pequeño pasillo que conducía a la entrada principal del club. He estado en muchos clubes, y ese era, por mucho, el más concurrido que he visto en mi vida. Di un vistazo a mí alrededor, a las mesas que llenaban el lugar. Una enorme barra se ubicaba a un lado, con luces fluorescentes colgando del techo.

La pista de baile de gran tamaño albergaba grandes pantallas de proyección que mostraban un espectáculo lleno de láser y color. Las paredes eran de gamuza con suaves luces que brillaban en ellas. La música sonaba a todo volumen y el suelo vibraba debajo de mis pies, forzando a mi cuerpo a moverse con el ritmo.

Yuki nos empujó a Caleb y a mí a la pista de baile, donde bailamos durante lo que parecieron horas. Necesitaba una copa, así que los dejé bailando y me dirigí a la barra. Tomé el único taburete que estaba disponible al final, y pedí un Cosmopolitan. Estaba bebiendo cuando me di cuenta de que una pareja de mujeres que está discutiendo en una mesa no muy lejos de donde yo me encontraba sentada. Una de ellas la castaña más alta por unos centímetros tenía su dedo tembloroso señalando hacia a la otra chica de cabello largo negro y luego procedió a empujarla en su pecho varias veces. No podía dejar de sacudir la cabeza y reír. Seguí mirando hacia ellas para ver si se besaban y terminaban comiéndose la una a la otra, pero me di cuenta que ahora la chica de cabello negro estaba gritando. Su dedo la señalaba y su rostro parecía enojado. La otra hermosa y alta mujer le dio una bofetada en el rostro, giró sobre sus talones y se escabulló. La miré y tomé nota de la expresión en su rostro, que no mostraba emoción alguna. Se quedó allí sentada, mirando al frente.


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