Capitulo 9

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Les traigo el ultimo capitulo por esta noche, que lo disfruten, con amor Sam..


Caminamos dentro de mi apartamento. Sam cerró la puerta detrás de ella. Tiré mi bolso en la mesa y caminé a la cocina para tomar una botella de vino.

—¿Estás bien? —preguntó Sam mientras me seguía de cerca. Rasqué mi cabeza. —Sí, estoy bien, ¿quieres un poco de vino?

—Ah no, realmente tengo que irme. Tengo una reunión con alguien. Rodé mis ojos de espaldas a ella porque estaba segura que su reunión tenía que ver con tener sexo. Abrí la botella, serví un poco en un vaso y me giré, poniendo una mano en su hombro.

—Gracias Sam, de verdad aprecio todo. Puso su mano en mi rostro y gentilmente secó con su pulgar un par de lágrimas que habían quedado. —Sé que lo haces, y de nada.

Fuego se extendió por mi cuerpo calentando cada parte que dolía por ella en este momento. Este era un lado de Sam que era sensible y gentil; un lado que quería conocer mejor. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, y las mariposas revolotearon alrededor cada vez que ella me tocaba. Estaba vulnerable en este momento, y todo lo que podía pensar era en besarla apasionadamente.

Me contuve porque no quería arruinar nuestra amistad. Le di una palmada en el pecho. —Es mejor que vaya a su reunión Sra. Anantrakul; es grosero dejar a alguien esperando.

Arregló una pequeña sonrisa. —Si necesitas algo, lo que sea, por favor llámame —dijo mientras presionaba sus labios contra mi frente.

—Lo haré, ahora ve a tener una buena noche. Cerré la puerta detrás de ella y me senté con mi vino. Para alguien de mi edad, he experimentado la muerte más veces de las que debería.

Necesitaba llamar a Yuki y decirle lo que estaba pasando. Mientras me levantaba y alcanzaba mi teléfono, hubo un golpe en la puerta. Me asomé por la mirilla y vi a Sam parada allí.

—Oye, ¿qué estás haciendo aquí?

Caminó dentro. —Empaca un bolso; vas a quedarte en mi lugar esta noche. La miré con una expresión de asombro. —No, no lo haré. Me quedaré en casa.

Suspiró. —Mon, por una vez, sólo una, por favor haz lo que digo.

—No soy una niña Sam, y francamente no puedes decirme qué hacer, ¿pensé que ya habíamos tenido esta conversación?

Caminó hacia el rincón de la habitación donde estaba mi caballete y observó la pintura sin terminar que había allí. Su tono cambió. —Creo que no deberías estar sola esta noche después de las noticias que recibiste, y mi casa tiene un cuarto para invitados. Voy a sentirme mejor sabiendo que no estás sola.

Luchó con cada palabra que acababa de decir; ahora me di cuenta que ella tenía un tiempo difícil con las emociones.

—Está bien Sam, dame un minuto. —Asintió, sin quitar en ningún momento su mirada de la pintura.

Tiré un par de cosas en un bolso y caminé hacia donde estaba Sam, de pie junto al caballete.

—Esto es lo que estabas dibujado en Central Park, ¿verdad? ¿La novia y el novio frente a la fuente?

—Sí, comencé a pintarla esa noche.

—Por lo que puedo ver, eres una artista muy talentosa.

—Gracias Sam, ahora vámonos. —Sonrió y tomó mi bolso; estaba lleno de sorpresas hoy. Su penthouse te quitaba el aliento, desde los suelos de mármol en el pasillo hasta las blancas paredes y grandes ventanales. La sala de estar tenía un hermoso sofá de color gris oscuro, una cuadrada mesa de madera en el centro y dos sillones de cuero, en un gris suave.

Gap The Series Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora