Capitulo 17

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Me tiré en la cama que había llegado a amar. Sam puso mis maletas en la esquina.

—Voy a salir esta noche; por si necesitas algo de ayuda. La miré y di una media sonrisa. —Gracias. Salió y cerró la puerta. ¿Acaba de hacerlo a propósito para decirme que iba a salir? Podía sentir la combustión y la ira reverberando en mi cuerpo; los celos se estaban estableciendo. Esta no era una buena idea, pero si se volvía demasiado insoportable quedarse con ella, empacaría y me marcharía.

No tenía mucho apetito, y estaba cansada, así que decidí dormirme temprano. Me desperté por la repentina sensación de nausea que superó mi cuerpo. Miré el reloj. Eran las dos de la madrugada. Volé de la cama hacia el baño que estaba directamente cruzando el pasillo. Gracias a Dios lo conseguí cuando empecé a vomitar sin control. Aquí vamos, sabía que no tardaría mucho tiempo; no lo hizo la última vez.

Mientras estaba inclinada con mi cabeza en el inodoro, escuché la puerta abrirse lentamente.

—Mon —escuché decir a Sam cuando agarró mi cabello y lo sostuvo detrás. No quería que me viera así. Mudarse no fue lo mejor y ahora lo lamentaba.

—Sal de aquí, Sam, por favor vete.

Se arrodilló a mi lado mientras sostenía mi cabello. —No voy a ir a ninguna parte hasta que estés de vuelta en la cama. Vomité un par de veces más, mayormente jadeos secos mientras ella caminaba hacia el lavabo y humedecía ropa con agua tibia. La dobló y la puso en mi cabeza. Rápidamente la arranqué de su mano. Me las arreglé para levantarme y dar pequeños pasos hacia la puerta. Estaba tan débil que quería colapsar justo en el piso de mármol. Sam me sostuvo ligeramente del brazo y me ayudó a entrar a la cama. Tiró de las mantas

sobre mí y cuando iba a marcharse, agarré su mano. Se dio la vuelta y me miró.

—Esto no es nada; no tienes idea de en lo que te has metido Sra. Anantrakul.

Me miró sin decir una palabra y entonces salió por la puerta, dejándola entreabierta. Estaba demasiado exhausta para pensar en algo. Sólo quería dormir en paz. Abrí un ojo ante la luz del sol filtrándose por las cortinas que colgaban de las ventanas. Me estiré y rodé, disfrutando de la vista de la ciudad que estaba fuera de mi ventana. Tanto como los medicamentos para las náuseas de la enfermera Bailey me permitieron. Escuché la puerta ligeramente abrirse.

—¿Mon, estás despierta? —Oí su voz susurrar.

Me di la vuelta y lo vi de pie ahí en sus vaqueros oscuros y una camisa de algodón de botones negra que dejó fuera del pantalón. Su cabello estaba húmedo, pero de esa forma sexy que me hacía doler por ella.

—¿Cómo te sientes? —preguntó desde la puerta.

Me senté en el borde de la cama. —Estoy bien por el momento. Creo que tomaré una ducha.

Sus ojos se clavaron en mí como si quisiera alcanzarme y tocarme.

—Cuando termines, baja y Claire te hará algo de desayuno. Salí de la cama y abrí mi bolso, sacando mi ropa para el día. —

¿Quién es Claire? —pregunté.

—Ella es mi ama de llaves.

—Oh, no sabía que tenías un ama de llaves. Nunca la mencionaste. Pasó su mano por su cabello. —La oportunidad nunca se dio, supongo.

Pasé por delante sin siquiera mirarla. Entré en el cuarto de baño, me siguió y se paró en la puerta.

—Voy a la oficina a hacer algo de trabajo, volveré a casa más tarde.

Gap The Series Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora