Capitulo 11

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Aprovechen que me dio insomnio y preferí levantarme para editarles capitulo, Feliz inicio de semana santa.. Sam 

Me desperté la mañana siguiente, y estaba sola. Me levanté y me dirigí al baño cuando oí gritos procedentes de la planta baja. Me acerqué un poco más cuando oí a Sam levantar la voz. —Eso es muy malo Nita, tengo que salir de la ciudad unos días por negocios.

No, no puedo, no tengo tiempo. No te atrevas a venir por aquí, me voy. Te llamaré tan pronto como regrese. Sé que ha pasado mucho tiempo, pero no puedo evitarlo, he estado ocupada. No, ella no tiene nada que ver con esto, he estado trabajando. Nita te prometo que nos juntaremos tan pronto como regrese. Te enviaré un sobre con Denny, hablaremos pronto.

Me sentí enferma del estómago, y mi corazón me dolía después de escuchar la conversación. Apoyé la cabeza en la pared y sentí el escozor de las lágrimas llenando mis ojos. Mi voz interior comenzó a gritar: "Detente Mon, detente, ella es tu amiga. Sabías desde el principio que no podía ser más que una amistad. Sabías en lo que te metías y te lo advertí". Miré el techo para contener que mis lágrimas cayeran.

Oí pasos subiendo las escaleras, así que corrí al baño y empecé la ducha. Hubo un golpe en la puerta.

—Mon, asegúrate que el agua no esté tan caliente —dijo Sam.

—No te preocupes, no lo está.

Me puse de pie en la ducha y dejé que el agua caliente cayera sobre mí. Iba a tener que poner fin a esto o distanciar esta amistad cuando vuelva a Michigan. Lloré en silencio mientras enterraba mi cara en el agua, ahogando mis penas. Apagué la ducha y salí, me envolví en una toalla y me di cuenta que no traje nada de ropa, excepto mi camisa de dormir que estaba tirada en el piso mojado. Abrí la puerta y salté cuando vi a Sam apoyado en la pared donde yo estaba.

—Mierda, me asustaste demasiado, Sam. —Por no mencionar que estaba medio desnuda delante de ellay la toalla apenas cubría mi trasero.

Me miró con hambre en sus ojos mientras se sonrojaba. —Lo siento, quería asegurarme que tu ducha no estuviera demasiado caliente. No quería que te marearas y te desmayaras otra vez. Tienes el hábito de no escuchar a nadie.

Rodé mis ojos y me dirigí a la habitación. —Ouch.

—Ves, te dije que no me rodaras los ojos, y no me escuchaste. Le sonreí cuando cerré la puerta y me vestí. Cuando salí, ella estaba en la cocina. Puso una taza de café y un plato con huevos revueltos, bacon, tostadas y patatas. —¿Hiciste todo esto?

—Claro que sí, ¿sorprendida? Tomé un bocado de huevos. —Para ser honesta, lo estoy, no pensé que sabías cómo cocinar.

Se sentó a mi lado y comenzó a comer. —¿Qué tan difícil es cocinar los huevos? Además, puedo cocinar un poco. —Sonrió. Quería comenzar la conversación que escuché antes, pero estábamos por salir en un rato más y no quería molestarla.

—Así que, ¿te lastimé de alguna forma anoche? —pregunté. Me miró y frunció el ceño. —No, de hecho, envolviste tus brazos a mí alrededor y comenzaste a frotar mis pechos y a llamarme Yuki, yo estaba un poco encendida.

Abrí mi boca hasta que sonrió y supe que bromeaba. Intenté golpearla mientras se reía y agarraba mis muñecas, sujetándolas y frotando mis cicatrices, mirándome directamente a los ojos. El ambiente no era juguetón, comenzó a ponerse serio.

—¿Mis cicatrices de verdad te molestan? Dejó ir mis manos y se puso de pie, dejando su plato en el lavavajillas.

—Me entristecen, eso es todo.

Gap The Series Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora