Capitulo 7

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Este capitulo contiene material sensible sobre susidio, sino te gusta este tipo de contenido abstenerse de leer. Sam  

La mañana siguiente me desperté con un mensaje de Yuki diciendo que estaba en camino con café y bagels. Me levanté de la cama tan pronto como ella estuvo lista para romper la puerta.

—Que mal amiga eres —soltó mientras pasaba por delante de mí para dejar el café y los bagels en la mesa.

—¿Qué hice? —Bostecé.

—Esperé toda la noche a que me llamaras y me contaras sobre tu día con Sam, pero nunca lo hiciste. —Hizo un puchero. Yuki amaba eso, y le era algo natural. Una vez me contó que podría hacer que un chico haga lo que sea sólo haciendo esa cara.

—¿Cómo sabrías sobre lo de ayer?

Bajó la mirada y tomó un sorbo de su café. —Kirk me contó —dijo como si no fuera la gran cosa.

—¿QUÉ? —grité. Yuki sacó un bagel de la bolsa y me lo tendió.

—Me llamó y me dijo que las vio en Central Park; quiso saber desde hacía cuánto tiempo se estaban viendo... Podría decir que estaba celoso.

—¿Quién diablos se piensa Kirk que es? ¿Olvidó que es él quien me dejó y comenzó a salir con una perra de plástico?

Se inclinó sobre la mesa. —Le conté que Sam era tu jodida compañera y tenía que superarlo.

Me agarré suavemente de su brazo. —No lo hiciste. Yuki levantó dos dedos. —Juro por Dios que lo hice.

Rodé los ojos mientras sostenía el café en mis manos. —¿Quién se cree que es? Me miró en lo que se levantaba para tomar un cuchillo del cajón. — Es un idiota Mon, nada más.

Reí y me sobresalté por un golpe en la puerta. Miré extrañada a Yuki y me levanté para ver quién era. Observé por la mirilla y vi a una alta y atractiva mujer parada del otro lado. Abrí la puerta aún con el pijama puesto.

—¿Señorita Mon Armstrong? —preguntó la mujer.

—Sí, soy yo. —Ella se abrió paso a través de la puerta.

—Muy bien —dijo mientras le hacía señas a las otras tres mujeres con bolsas de ropa para que la siguieran por detrás.

—Ummm, ¿qué está sucediendo? —Miré en dirección de Yuki cuando se sentó en la mesa con la boca abierta.

—Señorita Armstrong, soy Camille, y nosotras somos de Sacks Fifth Avenue. La Señora Anantrakul nos envió para que usted elija un vestido para el evento de esta noche. Ella la describió, así que nosotras elegimos aquellos vestidos que sentimos que le convenían.

—Dios mío, Mon —dijo Yuki.

Me quedé allí mientras las mujeres desempacaban el contenido de las bolsas, sacando los más hermosos y caros vestidos que había visto. Me probé cada uno sintiéndome como Cenicienta. Yuki alzaba los pulgares con aquellos que le gustaban y la mujer alta aplaudía. El último que me puse era un Badgley Mishka negro, sin tirantes y de encaje. Jadeé cuando me miré en el espejo porque nunca había usado nada más hermoso. Yuki tenía una lágrima en su ojo en lo que tomaba mis manos y me miraba.

—Luces absolutamente impresionante, Mon.

—Es demasiado, no puedo aceptar esto o dejar que Sam lo haga por mí. Camille se acercó y me dio un par de tacos a tiras de Jimmy Choo.

—Ponte estos, querida, y deja que la mujer te compre un nuevo vestido; confía en mí, si ella no pensase que valieras la pena, no habría hecho esto.

Gap The Series Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora