Capítulo 5.

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Sin duda había sido la segunda opción, el rubio comía avergonzado, mientras su hermano comía como si nada frente a ellos, cuatro alfas miraban al par de hermanos con curiosidad, tres de ellos por enterarse que el rubio era hermano de su ahora profesor, y Luka porque no podía creer que aquel profesor se había colado a una "reunión" de estudiantes.

-¿Desde cuándo son amigos de Diego?- preguntó el profesor sin mirar a los jóvenes.

-por favor no.-pidió horrorizado el rubio.

-me interesa saber sobre tus amistades, sobre todo sí se trata de alfas.-habló dirigiendole una encantadora sonrisa a su hermano Omega y una mirada amenazante a sus alfas estudiantes.

Luka sonrió mostrando seguridad.-tenga por seguro que no le haremos daño a su hermano.-

-son alfas.-

-es cómo decir que su hermano es Omega, y por naturaleza tarde o temprano llegará su cel...-sin dejarlo terminar, al albino le pegó un codazo al pelinaranja.

-somos alfas pero sabemos controlarnos.- terminó por decir el albino.-no somos de los que cometen errores al estar cerca de un Omega.-

-aún así, no dejaré a mi hermano con cualquiera.-

Luka miro al rubio, quien avergonzado le susurró suavemente un "lo siento", provocando una pequeña sonrisa en el castaño.

★★★

Todos salieron de aquella pequeña cafetería al interior de la plaza, encontrando en su paso una tienda de mascotas, a la cual ingresaron gracias a los deseos de Mario y Frank, quienes miraban emocionados a los animales.

-profesor, ¿Cuál es el cuidado correcto de los ratones?-preguntó el de cabellos cían, Frank.

-no son ratones, son hámster.-aclaró su profesero mientras se acercaba junto al albino.

El rubio aprovecho el descuido de su hermano y se acercó al castaño.-perdón por mi hermano.-

-descuida, lo entiendo, quiere cuidarte. Además, es peor como profesor, más estricto, más correcto.-aquello fue tan cierto, que logro hacer reír al rubio.

-en eso tienes razón.-

★★★

-¿ahora que olvidaste?-cuestionó el peliazul fingiendo molestía, desde que Erick había vuelto de su gira, todas las tardes salían a las plazas o a algún lugar que podría distraerlos, en parte agradecía que el rubio estuviera ahí.

-olvide recoger un encargo en la tienda de música.-hablo mientras ambos entraban a dicho local.

El rubio se acercó al mostrador mientras que el joven alfa miraba los discos e instrumentos que habían, no eran familia directa, pero Antonio amaba la música tanto como Erick, era una de las cosas que los unía.

-¿Comprarás algo?-

-solo miraba.-al darse la vuelta, el alfa miro aquel estuche de guitarra que el rubio le extendía.

-es una guitarra nueva, espero que te guste. Es como un premio, por aguantar el mal carácter de tu padre.-

El alfa sonrió encantado.-mi padre va a matarte.-

-que son unos simples gritos.-

Ambos salieron de aquella tienda y nuevamente comenzaron a recorrer aquella plaza.

Destinados. (OMEGAVERSE.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora