Acechando

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Kyojuro estaba en reposo absoluto, pues en su pelea le habían roto varias costillas, algunas fracturas leves y un hombro dislocado.
Él ojo por fortuna pudieron salvarlo aunque no iba a tener la mejor visión.
Se sentía algo humillado, nunca lo habían discriminado por ser Omega. Bueno, claro que se alegraba por no haber muerto, pero eso que le dijo el demonio a veces lo ponía de malas.

Maldita sea... - Dijo casi en un susurro, que no pasó desapercibido por Shinobu.

¿Mm? ¿Rengoku-san maldiciendo? Es algo curioso se escuchar. - Esa mujer tenía un buen odio, con esa sonrisa burlona qué le dio prefirió mejor ver a otro lado. - ¿Tan enojado estás? ¿Fue porque sucedió en el peor momento?

Bueno... Es la primera vez que me dicen que no me van a matar por ser Omega, fue humillante. - No le había dicho a nadie como se sentía, pero como lo descubrieron y era Shinobu no le molestaba decirlo.

Mmm ya veo, aunque fue algo extraño podríamos decir que fue una fortuna qué no murieras. - Empezó a hablar la Pilar. - Pero parece que se adelantó tu fecha, es muy raro nunca te había pasado Rengoku-san.

Eso ya lo sé, no entiendo porqué, incluso había tomado la medicina por si las dudas- se quedó pensando, pero sin tener ninguna respuesta.

A veces sucede cuando se llega a encontrar a una pareja adecuada, pero eso solo lo decide tu cuerpo ¿Tendrás alguna idea de quien pueda ser?- Preguntó Shinobu.

Mm no recuerdo realmente, era demasiada gente. De los jóvenes qué me acompañaron parece ser que solo uno es Alfa, pero estuvimos mucho tiempo juntos y no ocurrió nada.- intentaba recordar lo más posible pero no encontraba al responsable. - Empezó más fuerte en la pelea contra Akaza, desde que apareció se sintió su presencia. Puede ser que el miedo también me haya afectado.

Podría ser una causante, no pienses más en eso.- terminó de hacer las curaciones y dar los medicamentos que necesitaba para después marcharse.
No debía de pensar más, tenía la ligera sospecha de que el culpable fuera el demonio pero no quería aceptar esa idea.
Ya sabía esa información de parejas ideales o su pareja destinada. Pero esos encuentros tenían una baja probabilidad de pasar.
Además le aterraba la sola idea de pensar que tendría que estar con un demonio. Qué este lo buscara y terminara abusando de el.
Pudo parar esos pensamientos por las personas que fueron a verlo, los jóvenes qué acogio como sus Tsuguko.

Por otro lado estaba Akaza, también tenía sus pensamientos perdidos en esa pelea.
Sabia que Muzan no lo mataría pues ya le había dado permiso para no matar mujeres ni omegas.
No podía dejar de pensar en ese tal Rengoku Kyojuro, las feromonas qué soltaba casi lo hacen atacarlo, pero en otro sentido. Lo bueno que siempre ha podido mantener sus instintos a raya, pero esa vez casi pierde ante ellos.
Algo tenía que lo atraía... ¿Podría ser eso de lo que tanto hablan? ¿Su pareja ideal para procrear? Bueno, el no podía tener descendientes en cualquier caso.
Iría a dar un pequeño paseo a los alrededores de las fincas de los matademonios.
Aunque no se podía acercar por tantos cazadores reunidos en un solo lugar, al menos podría sentir la presencia de ese hombre desde lo lejos, estaba seguro que todos los Hashiras notarían su presencia.

Acercandose lo más que podía empezó a rastrear la presencia, se encontraba en un cuarto, tenia compañía.
Eran esos tres mocosos qué lo acompañaban ese día, ellos no lo podrían notar a esa distancia.

Decidió qué vendría unos meses después, al final no lo podría ver por las heridas qué le causó. Tenia que ser paciente.

 Tenia que ser paciente

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Hasta el atardecer Akaza x Rengoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora