Capítulo 15

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-¿Alguna vez has ido con dos niños pequeños de compras, Nat?- Preguntó con tono inocente la rubia una vez estaban llegando a la tienda de ropa en la que comprarían lo de la boda.

-No, ¿por qué?- Frunció el ceño.

-Por esto.- Los señaló con la cabeza. Segundos después, ambos echaron a correr por toda la tienda, buscando qué podrían ponerse.

-Madre mía, ¿y no se te pierden?

-Alguna vez me ha tocado avisar por megafonía.- Soltó una risilla.- Pero desde ese día me vigilan para no perderse. Lo pasaron fatal, los pobres.

-Madre mía, pero si yo ya los he perdido de vista.- Musitó, mirando alrededor para intentar localizarlos.

-Natalia está al girar ese pasillo, y Tomás detrás mirando un par de camisetas de Disney.- Informó.

-¿Cómo lo sabes?

-¿Tú sabes ese instinto de madre del que siempre hablábamos? Pues al parecer existe de verdad.- Comentó emocionada.

Llevaban quince minutos mirando vestidos y trajes, siendo interrumpidas por los dos pequeños cada dos minutos para ver si su madre les compraba cualquier cosa que habían visto.

Como era de esperar, tanto Alba como Natalia escogieron el mismo traje, a pesar de haber ido por separado. No pudieron evitar la risa que les dio al verse con lo mismo puesto.

-Yo estoy entre este traje y un vestido del mismo color... ¿Me pongo el vestido y vamos a juego?- Sonrió ilusionada.

-¿No va a cantar mucho?

-Nos ven aparecer conjuntadas y les da algo, Nat.- Respondió con obviedad, como si fuera la mejor idea del mundo.

-¡Mamá!- Apareció Tomás con una camiseta de La Sirenita.- ¿Me la compras?

-¡Y a mí esta!- Apareció la pequeña con una camiseta de Cars.

-Hoy no, chicos, hemos venido para comprar ropa para la boda.

Como era de esperar, Natalia, que vio la cara de desilusión, se adelantó para pagar mientras Alba se probaba el vestido y, sin poder evitarlo, les compró aquellas dos camisetas.

-¿Me queda bien?- Preguntó Alba al salir, haciendo una mueca.

-Joder.- Balbuceó la menor de las dos.

-¡Qué guapa!- Gritaron los pequeños a la vez.

-Te queda impresionante, Albi.- Musitó Natalia, mirando las piernas desnudas de su novia sin poder evitarlo gracias al corte que tenía el vestido, que en realidad era largo.

-Después de ver tu cara me lo creo.- Soltó una risilla.

-Llama a Alice o a Gabriela, pero hoy eres mía.- Le susurró al oído cuando se acercó a ella.

-Nat.- Abrió mucho los ojos, a lo que la otra se encogió de hombros.

Pagaron el vestido de Alba y salieron de la tienda, pues no habían visto nada que les gustase para Natalia y Tomás.

Al entrar en la siguiente tienda, Natalia se enamoró de un vestidito que no dudó en preguntarle a su madre si se lo podía comprar. Era bastante simple, blanco y con alguna que otra florecita bordada.

-Albi, que las flores son del color de tu vestido y de mi traje.- Sonrió la otra emocionada.

-La verdad es que es monísimo.- Sonrió, asintiendo.- Natalia, piénsatelo bien que es un día entero, ¿eh? Si prefieres pantalones, es el momento de decirlo.

Dos primaveras// AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora