-Date prisa que estoy escuchando pasos, Natalia.- Se puso nerviosa Alba.
-Joder, pero si corro me caigo, Alba.
-Joder, joder.- Musitó, quedándose callada al ver a su hermana aparecer por las escaleras.
-¿Natalia?- Se sorprendió la menor de las hermanas, que miró enseguida a Alba buscando una explicación.
-De Natalia nada, guapa.- Señaló al chico que bajaba con ella, alzando una ceja.
-Si tú no dices nada, yo tampoco.
-Me parece justo.- Asintió conforme.
Tras despedirse cada una de su correspondiente acompañante, se miraron y, sin decirse nada, se fueron cada una a su habitación.
Cuando se hicieron las nueve, Alba notó dos pesos en su colchón, y antes de abrir los ojos, los abrazó con fuerza, provocando las risas en los otros dos.
-Buenos días, granujas.- Les dio un beso a cada uno, levantándose cuando supo que tenían hambre y por eso habían ido a por ella.
Preparó el desayuno con una sonrisa en sus labios, recordando la noche anterior. Marina, que apareció poco después, no dudó en sacarle el tema en voz baja, pues la Rafi ya danzaba por la casa.
-Esa sonrisilla solo te la he visto yo con una persona, ¿eh?- Sonrió, sin ningún tipo de burla en sus palabras.
-Marina...- Advirtió.- Hoy cuando vayamos al parque te cuento.
-Mamá no se va a separar de esos dos.- Los señaló con la cabeza, que estaban sentados esperando el desayuno.
-Pues cuando se los lleve, hablamos tranquilamente.
Y así fue. En cuanto la perdieron de vista aquella tarde, Marina sacó una vez el tema. Necesitaba saber cómo había ocurrido todo y, sobre todo, cómo estaban con todo lo que les había pasado desde que habían dejado de verse.
-Y Natalia y Tomás la adoran, Mini.- Hizo un puchero.- Es que... Tendrías que verlos, si es que es una más.
-O sea que oficialmente Natalia vuelve a ser mi cuñada.
-Oficialmente Natalia Lacunza es tu cuñada, sí.
-Es muy fuerte esto. O sea, acabasteis en la misma ciudad, con lo grande que es el mundo.
-El destino.- Se mordió la sonrisa Alba.
-¿Y no flipó cuando se enteró de que tu hija se llama como ella?
-Puso una cara digna de enmarcar.- Soltó una carcajada al recordarlo. Y encima estábamos fingiendo que nos estábamos conociendo...- Siguió contándole cómo había surgido todo.
Estuvieron prácticamente hasta que volvieron su madre con los niños hablando de Natalia. Le contó con todo lujo de detalles todo lo que había pasado durante esos meses, y Marina no podía evitar que se le contagiase la sonrisa que tenía Alba en sus labios.
-¿Sabes a quiénes hemos visto?- Espetó la Rafi enfadada cuando llegaron.- A tu novia con otra.
-Mamá, que no es mi novia.- Frunció el ceño la rubia.- Así que déjala tranquila.
-Y encima besándose, ¿sabes? Ahí en mitad del parque.
-¿Qué?- Alzó las cejas incrédula.
-Lo que oyes, Alba.- Bufó.- No me gusta eso de que esté con otra.
-Mamá, ¿de verdad que... que estaban besando?- Titubeó.
-Son novias, ¿no?- Se encogió de hombros, mirándola divertida. No se había creído para nada aquello de que se odiaban. Con todo lo que se habían querido y adorado, era imposible aquello. Así que quiso tirar un poco de la cuerda.
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Dos primaveras// Albalia
Fiksi PenggemarAtenas. Secretos. Pasado, presente y futuro. Tercera parte de "la canción del verano"