Capítulo 8

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Cuando entraron al local, el olor a alcohol era algo que no podía pasar desapercibido. Ninguno dudó en que lo primero que harían sería ir, precisamente, a por un cubata.

-¿Qué quieres? Te invito al primero.- Sonrió Natalia.

-Sorpréndeme.- Le guiñó el ojo.

Poco después, Alba se bebía un cubata de ron con Coca-cola intentando disimular las muecas de asco, pues no le gustaba nada aquella bebida pero tampoco quería decírselo a Natalia, pues había hecho el intento de acertar con la bebida.

-¿Quieres otro?- Escuchó tras ella mientras hablaba con uno de los compañeros que habían participado en el videoclip.- Yo invito.

-Pero ginebra, porfa.- Sonrió inocente.

-Hecho.- Le guiñó un ojo para después, dar media vuelta e ir hacia la barra.

Minutos después, ambas bailaban pegadas, cada una con su cubata en la mano. Alice, que las miraba desde una distancia prudencial, solo era capaz de pensar en cómo estaban consiguiendo aguantarse las ganas de besarse, si se miraban con hambre.

-Me voy a fumar, Nat.- Se separó antes de lanzarse a los labios de la otra.

-¿Quieres que te acompañe?- La cogió de la cintura, pegándola a ella de nuevo.

-Necesito alejarme cinco minutos de ti, Lacunza.- Colocó sus manos en el abdomen de la más alta.- Me pones demasiado cachonda como para tener que aguantarme las ganas de besarte todo el rato.

-Alba.- Abrió mucho los ojos al no esperarse esa confesión.

Alice, al ver que su amiga se quedaba sola, no dudó en acercarse a ella y pedirle una explicación de por qué no se habían liado aún.

-Mañana.- Respondió Natalia en tono cansado.

-Pero es que para eso liaros ya, coño. Que al final te la quitan, amiga.- Señaló con la cabeza a Alba, que salía a fumar cogida de la mano de un chico alto.

-¿Quién es ese?- Frunció el ceño Natalia, apretando la mandíbula ligeramente. Vale que habían hablado de que se gustaban y de que querían tener algo con la otra. Pero eso no quitaba que, en ese preciso momento, Alba no pudiera liarse con quien quisiera, pues no eran nada, realmente.

Ese detalle fue lo que hizo que Natalia, que era la que estaba empeñada en esperar, quisiera adelantarlo todo un día. Pero en ese momento Alba estaba ocupada hablando con otro chico y sabía que ni debía ni podía interrumpir. Aunque se muriese de ganas.

-Ya estoy aquí, Nat.- Le cogió la mano Alba, aunque la morena se la soltó enseguida. En esos momentos no quería ni tocarla tan solo por pensar lo que podría haber ocurrido ahí fuera.- ¿Todo bien?- Alzó una ceja Alba, confusa ante el comportamiento de la otra.

-Todo perfecto, Reche.- Pasó por su lado para ir directa a por otro cubata.

Alba, que no entendía para nada el cambio de actitud de la más joven, se fue directa a hablar con Alice, que no dudó en contarle lo que había pasado. Por una parte le dio rabia que la morena fuera así. Que no confiara en ella o que se creyese que se iba con cualquiera cuando, además, sabía de sobra que le gustaba. Pero por otra parte la entendió. Vio cómo una chica se le acercaba y se ponía a hablar con ella más cerca de lo socialmente correcto y le molestó. Le ardió el pecho. Quiso ir y decirle un par de cosas a aquella chica que no tenía ni idea de lo que había entre ellas.

Sin embargo, decidió relajarse y, cuando vio que la chica ya se había cansado de intentar ligar con Natalia, se acercó a ella.

-¿Me invitas a algo?

Dos primaveras// AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora