Capítulo 9

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-Nat... Que está Alice en casa...- Suspiró pesadamente al notar los labios de la morena sobre su cuello.- Joder, yo no sé cómo he podido aguantar un mes sabiendo lo que sabes hacer con esa lengua.- Musitó cuando comenzó a bajar sus besos hacia su centro.

-No me puedes decir que pare y luego soltarme eso, Alba.- La miró seria desde su altura.

-Sí que puedo.- Alzó una ceja.

-¿Quieres que pare entonces, rubia?- Susurró cuando llegó a la altura de su centro, mordiendo ligeramente por encima de sus bragas.

-No...- Se mordió el labio con fuerza, colocando su mano en la cabeza de Natalia e instándola a enterrar su lengua entre sus pliegues.

-Estás mojadísima.- Jadeó al quitarle las bragas con algo de dificultad.

-¿Y te sorprende?- Musitó.- Joder, Nat...- Soltó un gemido sin poder evitarlo.

Dos horas fue lo que estuvieron conociendo de nuevo el cuerpo de la otra. Llenándose de caricias y mordiscos sin descanso. Con palabras bonitas y otras no tanto. Con susurros y miradas. Con el simple silencio.

-Te he echado de menos, Albi.- Susurró la otra cuando ya habían estado un largo rato en silencio.- No me puedo creer que nos hayamos vuelto a encontrar.

-Flipé cuando te vi, Nat.- Sonrió emocionada la otra.- Y me acojoné que flipas porque al principio pensaba que estabas liada con Alice.

-No he tenido nada serio con nadie.- Susurró.- Es que estaba con otra persona y solo era capaz de pensar en ti, Albi.

-Así me gusta, que no haya nadie más importante en tu vida.- Asintió convencida de sus palabras.

-¿Te recuerdo que tienes dos hijos?- Soltó una carcajada, sin rencor en sus palabras.

-No me lo recuerdes ahora que aún voy borracha y me siento mala madre.- Se escondió en su cuello con una sonrisa.

Se levantaron dos horas más tarde de aquella conversación, pues entre unas cosas y otras se les había hecho de día. Con ganas de volver a saborearse. Con ganas de borrar todas la lágrimas que habían echado durante cinco años por echarse menos. Borrando cualquier rastro de duda y cualquier resquicio de miedo.

-¿Cómo fue anoche?- Preguntó Alice, aunque por cómo las estaba mirando, sabían que no habían sido precisamente silenciosas.

-Muy bien.- Fue escueta en su respuesta la morena.

-¿Qué significa muy bien?

-Hemos follado de todas las formas posibles.- Zanjó el tema Alba, dejando a las otras dos con los ojos muy abiertos y a una de ellas con las mejillas a punto de explotar de lo rojas que estaban.

-Albi...

-Ha vuelto el Albi.- Celebró la de pelo rizado, aplaudiendo ella sola.

-Ha vuelto Albalia, cariño.- Corrigió la rubia, cogiendo la mano de Natalia.- Así es como nos llamaban nuestros amigos de Valencia.- Aclaró al ver la cara de confusión de la otra.

-Oye pero yo quiero saber cositas de la Natalia de dieciocho años.- Tiró de Alba para que se sentara a su lado.- Cuéntame cositas. Los trapos sucios.

-Estuvo con un chaval.- Contó sin dudarlo ni un segundo, con los ojos tan abiertos que parecía que se iban a salir de las cuencas. -¡Con un tío, Alice!

-¿Te recuerdo que hasta hace cinco años te considerabas hetero, guapa?- Se indignó Natalia.- Además, Mikel no cuenta, fueron dos semanas hasta que nos dimos cuenta que solo funcionábamos como amigos.

Dos primaveras// AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora