Cuatro:

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Si estás ahí, lo único que te pido es una respuesta.

No te culpo por abandonarme, pues sé que no estaba bajo tu control.

Tan sólo te pido una sonrisa, que me sea fácil vislumbrar al observar la inmensidad del universo y del firmamento que se extiende sobre mí.

Tan sólo te pido una mirada; unos ojos...Que pueda recordar ahora que no estás a mi lado.

Sí, todos ellos eran pensamientos fugaces que abrumaron a mi mente cuando todo se oscureció y perdí la conciencia.

Habiendo estado solo por gran parte de mi existencia, a menudo me gustaba conversar con las estrellas. Al sentirme solitario, desdichado simplemente me dedicaba a observar lo magnifico que era el cielo nocturno, lo que me recordaba que el hecho de que algo tuviese que estar sumido en la oscuridad no daba como resultado que ese "algo" tuviese que ser de naturaleza terrorífica, o merecedora de desgracias.

Cuando finalmente abrí mis ojos, ya había oscurecido e iba sobre la espalda del hombre que le había dicho al famoso Kris que me dejara en paz.

-¡Oh, ya despertaste! Ven, come algo. –empezó a decir.

-Creerás que estoy loco, colega, pero yo prefiero no...

-¿No beber sangre? Tranquilo, lo sé. Aquí te tengo unas fresas, una manzana roja y algunos vegetales.

Antes de escuchar eso, me estaba restregando los ojos en señal de cansancio y fatiga, lidiando además con el dolor que aún sentía en la parte baja de mi espalda, pero aquella declaración me hizo  incorporarme de un salto.

-¿Quién eres? –dije yo intentando detallarlo ahora que me había puesto de pie. Tenía cabello azabache y ojos ámbar. Era como verme a mí en una versión más madura.

-Solía ser el antiguo líder de los vampiros. Pero hace mucho tiempo me exiliaron...Al igual que tú. –respondió sonriendo, dejando a la vista sus colmillos que por alguna razón resplandecían.

-¿Por qué quisiste ayudarme? ¿Cómo me conoces? –cuestioné yo. Mientras más pasaba el tiempo, más preguntas aparecían en mi mente y quizá de ese momento en adelante, iría encontrando todas las respuestas.

-Conozco a todos los vampiros de ese castillo, el que esté exiliado no quiere decir que mi curiosidad y acciones por el bienestar de ese lugar hayan muerto. Son como yo: nunca morirán.

Mientras engullía como un león hambriento las frutas, alternando mi caminar con los mordiscos pregunté una vez más:

-¿Puedo saber por qué tomaron la decisión de echarte?

Ante esto, encontré uno de los suspiros más sinceros de toda mi vida. Tal vez él era igual que yo: rechazado por los de su época, buscando suerte en un mundo que, lamentablemente no estaba hecho para él. Sin embargo, después de dedicarle una breve mirada al cielo, respondió:

-Ay, jovencito...Estás abriendo viejas heridas, ¿eh? Bueno, en realidad se puede resumir todo en una sola palabra: "amor". Fue por el amor que vivo como un forastero en el mundo humano...

Yo lo miré arqueando una ceja, percatándome al mismo tiempo de que ya nos estábamos acercando a la civilización. Después de una larga caminata, ya se veían las primeras casas a lo lejos.

-Comprendo que un corazón roto puede causar estragos si no lo sabes manejar de la manera correcta. Pero, ¿alguna vez te has llegado a sentir como un fracaso? ¿Como si, lo que eres no es tu esencia verdadera sino lo que las expectativas de la gente han creado para ti?

Ahora él era el que me observaba preocupado.

-Verás...¿Cómo puede existir un vampiro que al querer saciarse con el alimento más común de su especie, simplemente vomite? ¿Manteniendo a todo el grupo que juró proteger creyéndose historias de que es él es el vampiro más poderoso y que nada lo puede quebrar? En realidad, tal vez ese Kris tenía razón, quizá ya no soy el adecuado para seguir liderando...

-Kris nunca trae ni dice nada bueno. No confíes en él. Confía en mí.

-¿En ti? Ni siquiera sé quién eres. –respondí, abrumado. Juntando así los pedazos de mi alma que por un momento habían abandonado a mi cuerpo.

De esta forma, el de cabello azabache se detuvo, puso sus manos sobre mis hombros y, mirándome de manera fija, me respondió:

-Soy la persona que tiene todas las respuestas para tus preguntas.

Hans el temible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora