Hans el temible.

Catorce:

"Perché la vita senza te non può essere perfetta"

-¡Dios mío, Hans! ¿Estás bien? ¿Fuiste al hospital?

Me había respondido en menos de diez minutos. Al ver esas palabras en la pantalla del teléfono, me permití sonreír. Quería pensar que de verdad se estaba preocupando por mí.

-Tranquila, no me pasó nada. Es una larga historia que tal vez algún día conozcas. ¿Te divertiste hoy?

-¡Muchísimo! Me sentí como si estuviese en Italia  cuando comimos en La Bella Vita. De verdad gracias, Hans. Por hacerme tan feliz hoy.

No salté como un loco enamorado porque no lo estaba. Sí, por supuesto. A parte, el sarcófago no me ofrecía mucha movilidad. Sin embargo y con felicidad, seguimos conversando.

Hablamos de muchas cosas hasta que, sin darme cuenta, el firmamento estaba cambiando de tonos. Así, cuando los colores de un nuevo día estaban pintando el cielo, tecleé las siguientes palabras:

-Ya, Fallon. Deberías irte a la cama, necesitas descansar después del susto que te hice pasar ayer. Perdóname por eso, estoy muy avergonzado.

-De eso nada. No debes disculparte porque no hiciste nada malo, estaba fuera de tu control. Pero como me lo habías dicho antes, aun así me sentí protegida. Lo que me lleva a mi última pregunta para irme a dormir...

-¿Sí?

-¿Por qué sonabas tan seguro cuando dijiste que siempre me protegías? ¿Y, por qué terminaste haciéndolo en realidad y de una forma tan genuina?

Ante esto, ya tenía claro lo que iba a responder. Aunque debo admitir que la sinceridad de la pregunta me tomó por sorpresa.

Respiré hondo, escribí y pulsé "enviar".

-Porque la vida sin ti no puede ser perfecta.

Lo había escuchado en una canción que me eclipsaba el corazón y me llevaba en un viaje de emociones. De una banda italiana por cierto.

Y es que, de verdad, así me había sentido desde que tuvimos nuestra primera charla.

Oh, Fallon Hollander...Te estabas quedando grabada en los rincones más impenetrables de mi alma. Y por lo que notaba, lo harías por siempre.