Diez:

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Cuando la hermosa luz del sol matutino nos alertó de que un nuevo día se alzaba frente a nosotros, Kristoff me prestó uno de sus más recientes atuendos para mezclarme entre los humanos e iniciamos nuestro recorrido.

Pensándolo bien, era una de las primeras veces que salía al mundo real, a pesar de que antes de convertirme en vampiro obviamente salía mucho con mi madre o a veces con ella acompañada del hombre al que le encantaba leerme historias de vampiros todos los viernes, pero para ser honesto mientras más me aferraba a esas memorias, menos me era posible recordarlas.

Era como si todo lo que pasó antes de volverme un vampiro estuviese quedando en el cajón de descartes de mi cerebro, era eso o ya mi corazón no quería recordar la agonía de la vez que prácticamente escapé de los servicios sociales y sólo era un niño que había perdido a su madre, buscando a alguien más que lo comprendiera.

Y todo lo que hacía, lo hacía por honrarla y traer justicia a su nombre. Esto de encontrar a la chica, esto de ahora estar viviendo con Kristoff; todo era porque, al igual que mi madre...Ellos también habían estado salvando mi vida.

A pesar, claro, de que Harry por estar de hambriento casi mata a la joven en cuestión. Pero yo sabía muy bien que había una diferencia dentro de mí.

Pues no quería seguir acabando con la vida de inocentes...Por la sed de sangre que alguna vez tuve, y que ahora sólo tenían los vampiros del castillo que ahora estaba intentando olvidar.

-¡Hey, Kristoff! ¿No te llega un aroma fatal? Es un asco. –dije, cubriéndome la nariz totalmente asqueado.

Kristoff negó con la cabeza arqueando una ceja.

-¿Siempre has tenido este problema con tu nariz?

Yo respondí:

-Más bien antes era una ventaja, podía cazar y localizar victimas a varios kilómetros de distancia. Era bastante útil la verdad. Pero, desde que desperté de mi último sueño todo ha cambiado. Tengo este aroma casi que adherido a mis fosas nasales a donde quiera que voy.

Me cubrí la cara con frustración.

En su expresión por un momento pude ver preocupación algo lúgubre, pero pareció recapacitar unos segundos después cambiando la mueca en su rostro argumentando:

-Creo saber qué es, pero eso debemos trabajarlo ¿está bien? Ahora, concentrémonos en la misión que tenemos al frente. Mira...

Mientras paseábamos muchas jóvenes me observaban y se sonrojadan un instante, Kristoff lo observó y rió a mis espaldas; lo que yo imité sin entusiasmo.

Noté que habíamos llegado al frente de una casa moderna pero con toques de la época victoriana. Nos escondimos con algunas de nuestras estrategias de vampiros y observamos. Yo escuché atentamente:

-Ella es Kristen Bell, una jovencita algo...

-Uy. –expresé yo cuando la oí quejarse de que tenía estreñimiento.

-...Comunicativa. –Concluyó Kristoff.

-Por eso es que no como proteína animal. –respondí yo estampando mi palma contra mi frente.

Visitamos otras casas pero estaba pareciendo que no teníamos suerte en la búsqueda de la chica misteriosa.

-¿Es esta? -inquiría mi benefactor.

-No.

-¿Esta?

-No. –repetía yo.

Al llegar a la última casa del día, decorada con un jardín lleno de flores y con largas cortinas blancas que cubrían las ventanas, Kristoff algo cansado dijo:

-¿Y esta?

Entonces ahí estaba. La misma chica con largo cabello oscuro y piel blanquecina.

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendido.

-¡Ella! ¡Esa es ella! –respondí emocionado.

Y antes de que me le abalanzara encima, Kristoff respondió:

-Su nombre es Fallon Hollander, una joven de clase media que...

-Que Harry atacó. La que estaba poniendo flores en la tumba de mi madre.

Él asintió y cuando me disponía a correr hacia la puerta por donde ella había entrado y tocar, Kristoff ejerció presión en la tela de mi camisa y dijo:

-Tengo un plan para que hables con ella.

Hans el temible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora