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Si no fuera por la música, probablemente la fiesta no podría ser peor. Al principio todo parecía bastante divertido, nada fuera de lo normal. Hasta que la verdadera intención de la fiesta apareció. Al parecer, solo habia hecho la fiesta para "reconquistar" a Heidi, y al ver que llego junto a kyle se propuso a arruinarle la noche. De todas maneras, no era mi problema. 

Nunca habia sido un gran fan del baile, pero la euforia de la música provocaba que mi mente se desconectara de la realidad. Podía pasar horas escuchando distintas melodías viajar por mis oídos, llevándome a descubrir un nuevo mundo con cada canción. 
Apenas la canción termino, abrí mis ojos, realizando donde estaba. En medio del salón donde todos bailaban, donde toda la gente estaba, pude notar la figura de dos personas discutiendo. Curioso, me acerqué a la escena, aún excitado por el baile. Al acercarme pude ver a aquellos pelinegros peleando como usualmente lo hacían. Kyle miraba a su amigo con decepción, mientras que kenny observaba la escena en silencio.

—¡Dijiste que habías dejado el alcohol!—Hablo enojada Wendy. El chico se quedó callado ante el reproche de su novia. Las lágrimas en los ojos de la pelinegra salían sin hacer ruido. —¡Confíe en ti!—Volvió a decir golpeando levemente su pecho. 

—¿Wendy?—Pregunte cegado por las fuertes luces. La pelinegra me miro con sorpresa y se acercó hacia mí. La abracé mientras sentía las miradas de los tres chicos en su alrededor. Suspire tratando de calmar mi enojo hacia Stan, tratando de ser más comprensivo con este.

—¿Puedes llevar a Stan a casa?—Susurro preocupada.—No quiero que conduzca...—Dijo mirándome. Sonreí levemente sintiendo. Me separe de ella y mire al chico de gorro.

—Drogadicto, sígueme.—Le indiqué a Stan. Este me miro molesto, pero simplemente decidió seguirme. Ambos salimos de la casa caminando hasta la camioneta del chico. —Dame las llaves.—Dije algo cortante. Debía admitir que era difícil no enojarme con él. Aunque era más fácil no hacerlo al recordar las palabras de bebe «Aunque lo golpees, no sirve de nada»

Stan y yo nos subimos a la pequeña camioneta. Prendí el motor y comencé a conducir en silencio, deseando internamente que ningún policía me frenara. 
Luego de unos minutos, mire de reojo al chico y pude notar como este lloraba en silencio. Una sensación extraña apareció al ver aquella escena, no entendía a Stan.

Respire hondo tratando de calmar aquellas sensaciones. —¿Por qué lo haces?— Finalmente pregunté. Stan me miro con ojos llorosos, sin saber qué responder. —¿Por qué bebes, Stan? Ambos sabemos que no me caes bien, pero si sigues así solo le harás daño a todos.—Mire al pelinegro apenas el semáforo cambio de color. Las calles estaban vacías y la única luce que alumbraba las calle era la luna. 

—No sé...—Comenzó a hablar. —Al principio me hacía sentir feliz, como si todos los problemas desaparecieran y, ahora ya no puedo vivir sin eso. Es mi única fuente de felicidad.—Dijo débil. 

—¿Eres feliz?—Pregunte. Él me miro sorprendido por la pregunta, pero al segundo bajo la mirada. —Stan, sé lo que el alcohol hace y no quiero que causes daño a Wendy.—Hable desviando mi mirada. —El beber no te hace feliz, solo hace que te quedes solo, que alejes y lastimes a los que amas.—Volví a hablar apenas comencé a conducir. Stan miro la ventana en silencio sin responder por unos minutos. 

—Yo no quiero beber, pero no soporto vivir sin eso...—Susurro mirando a la luna. —Tsk, como si fueras a entender.—Hablo irritado. 

El resto del viaje transcurrió en silencio, nadie dijo nada sobre la charla, solo nos dedicamos a ver hacia delante. Estacione frente a la granja donde vivía el chico, mire a Stan por unos minutos, apenado por su poca estabilidad. 

—Stan, si necesitas ayuda, solo dime.—Hable con una sonrisa en mí. Este se volteó a verme antes de bajar, pero sin expresión alguna, ignoro mi comentario. Espere a que el chico entre a la casa y luego me baje del auto. ¿Cómo mierda vuelvo a casa ahora?

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Capítulo cortito. 

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ONE LAST KISS | Stan Marsh °Donde viven las historias. Descúbrelo ahora