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La última semana me había dedicado a exclusivamente evitar a Wendy, después de besar a Stan se me hacía prácticamente imposible poder mirarla a los ojos. Aunque, para ser honestos, él me beso primero. 
Nunca me llegue a considerar homosexual, nunca me había sentido atraído por los chicos, al menos eso creo. Liam me había estado ayudando a afrontar la situación, algo que se me hizo bastante extraño debido a que Liam NUNCA me ayudaba, siempre que le contaba algo solía a hacer bromas sobre eso, siempre me molestaba, pero últimamente había estado más amigable, como si cada día debía demostrar que me quería.
Mientras caminaba por los interminables pasillos me maldecía internamente por la clase de historia que tenía en el próximo periodo, apenas habíamos avanzado en el estúpido trabajo y por ende tendría que juntarme con Stan en algún momento. 

Estaba tan hundido en mis quejas internas que apenas note a las personas a mí al rededor, causando que chocara con alguien, mis pensamientos volvieron en sí al sentir el impacto de mi trasero con el piso. Me levanté frustrado del suelo recogiendo mis libros que habían caído debido al impacto. 

—Mira por donde vas, marica.—Dijo el gordo levantándose del piso. Lo analicé levemente tratando de recordar su familiar apariencia. —Judíos de mierda.—Gruño al mirar el dije de mi cadena. 

—Disculpa?—Hable algo ofendido, no iba a soportar que me hablen de esa manera, al menos no esta mañana. 

—¿Eres sordo o solo estás drogado? Puto hippie—Me levanté rápidamente del suelo al escuchar las palabras del gordo adolescente. 

—Cállate gordo, o patearé tu lindo trasero de grasa.—Respondí arremangándome las mangas tomando una posición defensiva. Note como el patio comenzaba a llenarse de gente que rodeaban nuestra pequeña escena. 

—No soy gordo, tengo huesos grandes.—Contesto el castaño levantándose del suelo. —No podrías patear mi trasero, ni aunque lo intentaras, porque er- —Sus palabras se vieron interrumpidas por mi golpe. 

Tratando de ignorar los susurros de la gente, calenté mis músculos, preparándome para la pelea. 

—Charlie, no lo hagas. Por más que quiera ver como golpean a cartman, te meterás en problemas. —Hablo preocupada Wendy abriéndose paso entre el círculo de personas. 

—Cierra la boca, puta.—Dijo Cartman enojado por la acción de la chica. Las palabras del castaño solo hicieron que me enoje más. 

Procedí a patear su entrepierna, haciendo que este caiga al suelo boca arriba al tomarlo por sorpresa. Me coloqué encima de él y comencé a golpear su rostro repetidas veces, tratando de pegarle en la nariz y sus ojos. Tratando de regular mi ira. En modo de defensa, cartman golpeo mi nariz, haciéndome retroceder levemente aunque sin salir de su pecho. Limpie rápidamente con mi mano la sangre para poder seguir peleando. Volví a golpear su nariz haciendo que cartman suelte un leve gemido adolorido. Iba a proceder a golpearlo más, pero noté de reojo una mirada decepcionada de Wendy, algo que hizo que parara. 

—¿Quién es la puta ahora?—Hable sarcástico. Escupí con algo de asco la cara de cartman para terminar de humillarlo. 

Me levanté algo cansado y coloqué mi cabello tras mis orejas. Camine hacia la entrada para ir al baño y note las miradas de la gente a mi alrededor. Claro era que no todas aquellas miradas me molestaban, vi levemente un grupo de chicas que me miraban admirándome, pero por alguna razón me incomodo un poco. Siempre había tenido una reputación de "busca pleitos" como solía decir mi madre, algo que en mi antigua escuela me había hecho bastante popular entre las chicas. 

Entre al baño de hombre para limpiar mi cara de la sangre y suciedad que se habían mezclado debido a la pelea. Un grupo de chicos entraron detrás de mí, mirándome con asombro. 

ONE LAST KISS | Stan Marsh °Donde viven las historias. Descúbrelo ahora