CAPITULO 10

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— ¡Eres un maldito! —. La escuche gritar

— Lo sé... —. La mire

— Y no sabes cuanto me excita ser él maldito de la historia —. Sonreí con cinismo

La mire colgada de los brazos, jamás había dejado que alguien bajara al sótano ¿Por qué? Por la simple razón  de que era mi lugar favorito.

Ese lugar maldito como mi ser, donde podía sacar mis peores demonios y nadie me juzgaria, pinzas, látigos, cuerdas, cinta, eso y muchas cosas más adornaban esta habitación maldita.

Los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas al ver como comenzaba a quitarme la ropa.

Ella estaba sin ropa, expuesta a mi, su vagina, su trasero, sus pechos... Todo era un deleite para mi, había ciertos rasgos en ella que me hacían recordar a Daila y eso me excitaba.

Tome sus piernas jalandolas hasta que quedarán totalmente abiertas y así pudiera tener más acceso a su vagina.

Dos tubos de metal cargaban su peso y con otras cuerdas el amarre.

Parecía una hermosa muñeca torturada y que mejor torturador que su propio hijo.

— Hijo mío por favor, se que puedes recapacitar —. Imploro

— Shhh —. Presione uno de mis dedos contra sus labios resecos

— Implora cuando meta mi pene en tu vagina y comience a sangrar —. Sus ojos se llenaron de terror al escucharme

— ¡Nooo, por favor, detente! —. Trato de salir del agarre de sus manos

— Madre realmente eres una dramatica aún no hago nada —. Hice un ademán con mis manos

Metí tres dedos dentro de su vagina, sus gritos aumentaron ya que realmente no estaba lubricada y sabía que le dolía como los mil demonios.

Bese con delicadeza su abdomen, sentí sus cesáreas y sus estrías pero para mi era un cuerpo hermoso que mi padre jamás supo valorar.

Una gran ereccion se hacía presente en mi bóxer, pero realmente la posición en la que estaba ella no me ayudaba mucho.

Quite las cuerdas de sus tobillos, note que ya estaban marcados por la fricción que ella se provocaba.

No dejaba de llorar y eso comenzaba a fastidiarme, desate sus manos ella se dejó caer en mi espalda con dolor.

— Sabía que ibas a recapacitar hijo mío —. Sentí que acarició mi cuello

— Ilusa —. La aventé a la cama

Su rostro de confusión me excito, no necesitaba atarla para dominarla ella estaba a mi merced.

— ¡Noo, Luke! —. Grito con fuerza al sentir como me posicionaba entre sus piernas para penetrarla

Comenzó a patear y a mover sus manos con desesperación tratando de salir del agarre de mis manos.

Con más fuerza la tome, su rostro y el mío quedaron a centímetros lami su mejilla mientras escuchaba como rezaba e imploraba.

— Él no existe —. Coloque mi pene en su entrada

— Si existiera él jamás me hubiera arrancado a Daila —. La penetre con fuerza

— Todo lo que estas haciendo es porque él te lo permite —. Su contestación provocó un malestar en mi

— Me excita tu ingenuidad madre —. Comencé a moverme con lentitud

Aún a pesar de todo sentía como su vagina presionaba con fuerza mi pene.

Sus lágrimas me hacían sentir poderoso sobre ella.

— Llora, por favor hazlo, ¡Más, más! —. Mis embestidas aceleraron

Sabían que eran dolorosas porque su cuerpo temblaba bajo el mío con dolor, pero ni aún en esta situación podía sentir compasión por ella.

Con una de mis manos tome sus muñecas y con la otra tome con fuerza su cuello, su rostro comenzaba a cambiar de color.

El aire le faltaba lo sabia, mis movimientos se hacían cada vez más rápidos no tardaba en llegar a mi orgasmo.

— Es tu tiempo de partir madre —. Un jadeo se escapo de mis labios

Ella intento con todas sus fuerzas intentar salir de mi agarre, yo seguía sin dejar de moverme, quería llegar.

Uno, dos, tres y entonces su cuerpo dejó de luchar, segundos después llegó mi orgasmo...

LOS SECRETOS DE LUKE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora