CAPITULO 19

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Días han transcurrido desde lo sucedido, Luke se ha mantenido tranquilo hasta el momento pero se que en cualquier momento podría volver a salir ese demonio de su interior.

Las heridas de mi vagina se iban curando pero lo que no se curaba era el dolor sembrado en mi corazón, el odio que él había provocado, la aborrecion.

— Las personas temen a lo que no entienden —. Trague saliva al sentir el aliento de Luke detrás de mi cuello

— ¿De que hablas? —. Pregunte pero sin girarme, miedo, eso me tenía paralizada

Cerré los ojos con fuerza al sentir como con la punta de sus dedos quitaba unos cuantos mechones rebeldes de mi oreja.

Sentí la punta de su lengua rozar con la parte trasera de mi oreja, mi oreja se lleno de su saliva.

— No entiendes del todo la razón del porque estas aquí, tienes dudas, dudas que me gusta que tengas, me gusta intrigarte —. Paso sus brazos sobre los míos, ejerciendo fuerza en ellos y con ello mi abdomen

— ¡Suéltame! —. Chille de dolor al sentir más fuerza

— Shhh, Daila, ¿No sientes lo duro que me tienes? —. Mi corazón palpito con fuerza al escuchar eso

— ¡Qué me sueltes! —. Forcejeo

Un giro brusco me hizo regresar a la realidad, me miró insignificante, solo como un pedazo más de basura o un mueble de esta casa.

— Sabés Daila aún no pruebo algo contigo —. Sonrió con burla al sacar algo de su pantalón

Al observarlo bien parecía ser una pequeña campanita que llevan los gatos en sus collares.

— ¿Qué vas a hacer con eso? —. Retrocedí un poco

— Tranquila, serás mi linda gatita —. Lo movió entre sus dedos provocando que sonará su típico sonido

(...)

— ¡Suéltame! —. Grite con rabia

Tenía una correa puesta en mi cuello junto con esa campanita, me miró sentado en la cama.

— Ponte en cuatro y comienza a gatear hacía mi —. Lo mire con odio ahora sabía que a él la satisfacción que le provocaba era verme humillada

— ¡Vamos! —. Grito al ver que seguía de pie y sin moverme

Mi pecho se aceleró al ver como de su lado derecho había un látigo, cedí dejando caer mi rodillas al piso frío.

Comencé a gatear a hacía él con mucha lentitud, sus ojos se llenaban cada vez más de satisfacción al verme en esta posición.

— Eso es, eres una buena gatita —. Acaricio mi cabeza

— Ahora sube a la cama y ponte en cuatro —. Ordenó mientras se levantaba

Mis ojos se llenaron de lágrimas, no, no quería hacerlo.

— ¡Ahhhhh! —. Un grito de dolor salio de mi boca al sentir un latigazo en mi espalda

Ardía como los mil demonios, mis quejidos de dolor no se hicieron esperar.

— ¿Otro? —. Pregunto mientras jalaba la correa y me hacía mirarlo

Negué repetidas veces con la cabeza mientras me ponía de pie y volvía a retomar la misma posición de momentos atrás.

LOS SECRETOS DE LUKE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora