CAPITULO 4♧

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Narrado por Alissa

Los ojos de Luke me hacían sentir nerviosa, sus ojos me demostraban lo que su boca callaba... Y era sadismo y dolor.

— Seamos claros —. Hablo por primera vez en mucho tiempo

Estaba en su habitación dándole sus medicamentos, lo observé con cautela al escuchar sus palabras.

— ¿Claros en que? —. Pregunte

— Me gustas —. Guiñó un ojo

— ¿Cómo para que? —. Pregunte a la defensiva

— Podríamos jugar a ser novios temporalmente en lo que te enamoras de mí y enloqueces por mi —. Sus palabras llenas de ego y soberbia calentaron mi corazón, sabía que en él predominaba la soberbia

— Agradezco tu buen gusto Luke, pero no estoy en busca de involucrarme con un enfermo como tú —. Tome la bandeja de medicamentos dándome la vuelta

— Me gusta esta Daila que estoy conociendo, la otra tierna y sumisa ha desaparecido, ha salido la soberbia y valiente —. Sus palabras me detuvieron, otra vez me llamaba como su hermana

— Yo no soy Daila, soy Alissa —. Respondí con molestia

— Vives engañada —. Mis manos comenzaron a temblar al sentir como me tomaba con fuerza y azotaba mi espalda a la puerta

— No se si estas igual de loca y enferma que yo, o todos enloquecemos a tu lado —. Tomo mis brazos subiéndolos arriba de mi cabeza

Narrado por Luke

— ¿Lo recuerdas no Alissa? —. La acorrale

— ¡Suéltame, ayuda! —. Sus gritos eran desgarradores pero también muy excitantes

— Estamos en un manicomio, se supone que de estas habitaciones no sale ni un solo ruido para que no escuchen el dolor que sufrimos al estar encerrado —. Tome con fuerza sus brazos

— Tranquila Alissa te violare, te golpeare, te humillare —. Sonreí con sadismo

— Pero tranquila no te usaré solo para mi placer, también lo disfrutarás —. Lami su mejilla

— ¡Estas enfermo! —. Trato de salir de mi agarre

— Tal vez —. Asentí con la cabeza

— ¿Es enfermo buscar mi placer? —. Metí una de mis piernas entre las suyas

— Tú lo buscas a base de dolor de otras personas, eso es más que ser enfermo —. Me miro con rabia

— A veces también hay que ser un poco egoístas Daila —. Con una de mis manos tome las dos de ella

Con mi mano suelta comencé a acariciar su rostro, tan delicado, tan suave... Tan inocente.

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