Narrado por Alissa.
Lo observé con terror al ver como se acercaba peligrosamente a mi cuerpo, trate de huir pero fui inútil al levantarme él tomó con fuerza mi antebrazo.
— No, no, no Daila, esta vez no te escaparas —. Su agarre se intensificaba
— Hay dolores que te hacen recordar cada maldito sacrificio —. Me miró
— Hoy con ellos te mostraré cuando sufrí al estar encerrado en ese maldito psiquiátrico —. Me aventó de nuevo a la cama
— Ahora la decisión es tuya Daila, tú decides si el dolor te destruye o te construye —. Subió rápidamente
— Esta noche conocerás de lo que soy capaz, hoy te enseñaré lo que es el sufrimiento en carne propia —. Tomo con fuerza mis brazos
— Hoy todo tu cuerpo tendrá marcas de mi nombre, nadie más podrá fijarse en una basura marcada como tú —. Sentí su erección rozar con mi vientre
Mis ojos se llenaron de lágrimas al sentir como con una sola de sus manos quitaba con brusquedad mi blusa.
Era tan simple y sencillo abusar de mi, mi fuerza era nula ante la de él y aunque luchara mil veces jamás podría quitarlo de encima.
Mi mundo se vino a bajo al sentir como me soltaba, quise escapar de nuevo, fue demasiado inútil.
Tomo mi pantalón con fuerza, lo bajo de un tirón mientras se llevaba mi ropa interior consigo.
El aire me falto al sentir como volvía a subir a mi cuerpo no sin antes haber posicionado su pene en mi entrada.
Lo único que pude hacer... Fue llorar, llorar desconsoladamente mientras suplicaba porque me dejara en paz.
— Las cosas no cambian aunque llores miles de lágrimas, y lo se porque yo las llore —. Hablo entre jadeos
Sus embestías eran tan dolorosas que sentía como mis paredes vaginales comenzaban a sangrar.
Era muy difícil adaptarse al nivel de ritmo que llevaba, sentía un líquido recorrer mi entrepierna.
Y entonces supo que era mi sangre la que se mezclaba con su semen, miles de pensamientos llegaron a mk cabeza, miles de ideas de hacerlo pagar por lo que me hacía.
Una de sus manos me hizo regresar a la realidad, me asfixiaba y lastimaba.
— ¡Suéltame! —. Hable con el poco aire que viajaba a mis pulmones
— ¡Me vas a matar! —. Una sonrisa se dibujo en su rostro, era sádica, maldita y perversa
— Solo morirás cuando yo quiera —. Me soltó abruptamente
Comenzaba a perder la conciencia, fui cerrando los ojos poco a poco hasta caer desmayada.
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LOS SECRETOS DE LUKE
RomanceMiraba con desprecio a aquella chica ¿Que tenía ella que me enloquecía? ¿Por qué era tan fría y cortante conmigo? ¿Que era lo que hacía yo para que me despreciará? Tal vez porque había leído mis informes y temía de lo que era capaz. - Luke ¿Has ter...