CAPITULO 14

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Narrado por Alissa.

Te destruiré como no tienes idea Daila, pero si soportas te subiré a la cima como no te imaginas —. Me miró

— A eso se le llama disciplina —. Me guiñó un ojo

— Habrá dolor, no lo puedo negar, secretos  y una relación... —. Se quedo callado pensando por algunos segundos

— Digamos un tanto diferente a las demás —. Relamio sus labios

Se acerco a mi, llevo sus labios hasta el lóbulo de mi oreja y firme ordenó:

— Abre de una maldita vez las piernas —. Lo miré con miedo

— Tranquila no voy a cogerte —. Respondío al notar mi miedo

— Aún no... —. Miro mi cuello, lo miraba con adulación y deseo

Levanto su mano derecha tomando con fuerza mi cuello, al instante sentí como el aire comenzaba a faltarme.

— Solo quiero escuchar que más puede salir de esta pequeña y sucia boquita —. Presiono con más fuerza

Intente mover las manos, pero sabía que era inútil hacerlo ya que estaban a los costados y muy bien amarradas.

— ¿O quieres que lo haga por las malas? —. Mis ojos comenzaban a nublarse comenzaba a perder demasiado oxígeno

Lentamente abrí las piernas cediendo a lo que él me pedía, me miró con superioridad al darse cuenta que estaba obteniendo lo que deseaba... Sumisión de mi parte

Sus ojos se deleitaron al ver como mi ropa interior se aferraba a los labios de mi vagina.

— Había olvidado lo hermosa que es tu vagina —. Quito la mano de mi cuello, bajando lentamente por mi abdomen hasta llegar a mi vagina delineando con delicadeza

Sentía su mirada lividinosa y morbosa en ella, a kilómetros de distancia se notaba las ganas que tenía de follarme.

Mis piernas temblaron al ver como llevaba dos dedos a su boca y sacaba un poco de saliva, lo hacía para poder lubricarme.

Sin previo aviso los metió, el aire me falto al sentir el dolor en ella.

— Wow, Daila sigues igual de apretada que siempre —. Sonrió con burla

— ¡Maldito! —. Escupí con rabia

Era un dolor insoportable al igual que la misma presencia de este maldito hijo de puta.

Un ardor se acompaño al sentir como comenzó a mover lentamente sus dedos dentro de mi vagina, comencé a sentir humedad.

Y no por lubricacion, era sangre la que a él le ayudaba a masturbarme, sabía que me había desgarrado.

Lo miré, sin apartar sus ojos de los míos acerco su boca a mi pecho derecho.

El roze de sus dientes en mi pezon provoco un leve escalofrío, ese que se recorre por todo tu cuerpo cuando el miedo te domina.

Sus dedos comenzaron a moverse con más fuerza, con brusquedad provocando leves gemidos.

— Dios... —. Gemi, mis mejillas se tornaron rosadas al darme cuenta que lo estaba disfrutando

— No vuelvas a mencionar ese nombre —. Separo su boca de mi pezon

— Quiero escuchar el mío en tus gemidos —. Esta vez no lamió mi pezon

Succiono, mordió sin dejar de mover sus dedos dentro de mi vagina, eche mi cuello hacía atrás al sentir como ese ardor y dolor comenzaba a sentirse una explosión de sensaciones.

Un jadeo se escapo de mis labios, limitandome a decir su maldito nombre... Eso era un privilegio que él no tenía ganado.

— Solo dilo, di mi jodido nombre —. Enterró con más fuerza sus dedos

Mis piernas comenzaban a temblar, algo se sentía en mi vientre, algo que quería salir por mi vagina.

Me miró notando mi resistencia, una sonrisa se dibujo en mi rostro al ver que estaba doblegado ante mi.

— Obligame —. Mordí mis labios siguiendo el juego que él había comenzado

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