Todas mis lágrimas

Capítulo 12

JADEN

Aquella mirada aterradora que Bea me echó cuando terminamos de dar nuestro primer beso fue un auténtico reto para mí, no veía cabida a un fin de horror. No sé qué coño le han hecho a esa chica para que reaccione de tal forma, pero yo nunca le haría algo parecido a todas esas mierdas que sufrió.

Kenna me avisó de ello...

Tarde en volver al piso, me quedé unos cuantos minutos en la plaza que daba a mi portal para despejar un poco la mente y no pensar tanto en aquella extraña situación.

Al cerrar los ojos en la cama todo mi sueño cayo en profundidad, como si estuviera reventado de haber estado unos cuantos días seguidos sin dormir.

Tantas adrenalina, tanto cariño y tantas sensaciones en mi cuerpo me dejaron como un caballo después de una corrida: destrozado a niveles superiores de lo normal en mi vida.

—¿Cómo te fue el día? —preguntó Mark nada más entrar al salón.

Lo miré con cierta confusión y con un ceño fruncido.

—¿Tú no tienes que estar en clase? —pregunté sin entender nada.

—Sí, pero hoy entro más tarde —respondió mientras se encaminaba a la cocina.

Sacó una de esas cajas extrañas de leche de soja y se la vierte en un vaso para luego echarle miel. Nunca he probado la miel con la leche, tiene que estar rica, pero lo que sí que he probado es esa leche asquerosa que se echa todas las mañanas.

—¿Por qué coño te sigues comprando esa leche? —pregunté haciendo un mohín.

No hace deporte ni come sano, por lo que no entiendo por qué sigue esa dieta extraña de beber leche de soja por las mañanas y por la noche un té verde con un poco de limón puro, limón que hace que la bebida sepa fuerte.

Que asco...

—Porque me gusta —contestó metiendo el vaso en el microondas.

—Tiene gustos de viejos...

—Y tu de gilipollas.

Sonreí al ver que lo altere nada más levantarse. Esa es una gran cualidad en mí, alterar a todo aquel que me proponga joder por aburrimiento.

—Bueno, no me has contestado a mi pregunta —solté intentando retomar la conversación anterior.

—¿Qué pregunta? —preguntó mientras se echaba sobre la mesa a esperar que pasara el tiempo para calentar su leche.

—La razón de tu retraso por asistencia de universidad...

Él rodeó los ojos y abrió la boca para contestar.

—No sé, tiene una clase que no me interesa porque me la sé de pe a pa; por lo que veo innecesaria mi asistencia allí.

Vale, eso me lo esperaba ya que él tiene la cualidad de saber todo sobre todas las materias. No sé cómo lo hace pero desde primaria siempre ha sido el listillo de la clase y el que mejores notas sacaba.

Yo en las notas iba uno de los últimos...

Me levanté del sofá agarrando el cuenco de cereales terminados y lo eché en el fregadero para mojarlo un poco y enviarlo directamente al lavavajillas.