Capítulo 15

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Antes de leer os aviso de que empieza lo bueno... Empieza los pequeños momentos de celos...

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JADEN

Caminar por las calles de mi ciudad nunca fue tan entretenido. Bea es un imán de felicidad en mi vida. Nunca antes había sentido la necesidad de sonreír por cada gesto, mirada o mueca que saliera de esa chica tan bonita.

Mi corazón late a velocidades incontables cuando me da uno de sus insuperables besos. Joder, incluso noto como la erección sube cuando le veo tan segura de si misma con esa maldita ropa tan simple.

Nos fuimos directamente a mi piso, aunque Bea me hizo parar en algún que otro sitio. Cuando me hizo pasta en la gran fuente, no dudé en tirar una moneda y desear que Bea se quedase para siempre conmigo.

—¿Qué te gusta más, lo salado o lo dulce? —preguntó mirando el paquete de palomitas y las barras de chocolates a la misma vez.

—Me gusta más lo dulce. Todo lo que sea dulce como tú...

La sonrisa junto con la mirada rápida de ella hizo que mi estómago revoloteaba de nervios. No entiendo cómo me puede poner tan nervioso una simple persona. El problema era que no había sentido nunca la necesidad de sonreír por nada ni nadie, pero llegó Bea y me desmontó una vida de amargura sin sonrisa ni risa.

Me levanté para ayudar a Bea con su decisión de arrasar con mis pequeños caprichos. Si Mark no se los ha comida, guardo dos paquetes de lacasitos y otros dos de conguitos de chocolate blanco. Con esos cuatro paquetes y un enorme bol, tendremos para todo el maratón de series o películas.

Abrí la despensa y me encontré con que estaban todos los paquetes.  Sentí como mi compañera de vida asomó una gran sonrisa. Seguro que ella se alegra más que yo de tener algo como esto aquí o metido.

—Mi chico es muy práctico —soltó dándose cuenta de que lo dijo. Sus mejillas se tiñeron de rojo e intentó evitar mi mirada.

La miré con suma atención, apreciando como se le escapó aquello con lo que mi piel se erizo, aquello con lo que miles de mariposas se implantaron en todo mi cuerpo. Bea soltó aquello que deseaba escuchar desde que la conocí.

—Y mi chica es la mejor del mundo —abatí sonriendo, sintiendo la mirada de Bea.

Esta vez era yo quien huía de su mirada. Me hacía mucha gracia eso de no encontrar la manera de poder evitar comentarios como este y ella se ha dado cuenta de que me estoy burlando un poco.

—¿Algún problema, mi chica? —pregunté viendo como sus mejillas se teñían de un rojo intenso.

Bea ser tomó la mayor confianza del mundo dando un porrazo en mi hombro. Nunca la habías visto hacer tal movimiento o intentar evitar a alguien con un golpe y una gran sonrisa en la cara. Me gusta la seguridad que está empezando a tener y me gusta saber que se empezará a comportarse como realmente es ella.

—¿Quién me diría que la chica que se peleaba con el ascensor para sacar las maletas terminará siendo mi novia? —pregunta al aire.

Todas mis lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora