Capítulo 20

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BEA

La soledad es lo peor que puede sentir una persona, sobre todo cuando pones una de tus manos en el lado vacío de la cama. Jaden no está conmigo y no ha dormido conmigo. Me da un poco de vergüenza haberme quedado en un piso que no me corresponde.

Abro los ojos al no sentir el tacto de Jaden. Y miró el techo con suma atención. Soy una de esas personas que se comen la cabeza con todo, pero que lo ven necesario para seguir avanzando.

Cuando echo la vista a un lavado, me doy cuenta de que hay un papel con algo escrito encima de mi móvil. Nada más que vi la letra, supe que era de Jaden.

Puse la canción que me pedí amén la nota y escuché brillantes por más hacia una persona. La canción trata sobre la promesa hacia alguien, una promesa de quedarse siempre a su lado y de perdonar todos los obstáculos que la vida le ponga en su relación.

En ese momento, justo cuando acabó la canción, me decidí a poner otra yo. Quiero que Jaden escuche una canción de mi parte y que esta sea algo de un estilo propio de mí.

La canción era algo directa... Muy directa.

Salí con el papel en mis manos para dejarle la nota justo en la barra americana, pero cuando fui a dejar la nota comprobé una espalda con un gran tatuaje de una espada.

—Te estoy preparando tortitas, pitufina —comentó todavía de espalda, ganándose un ceño fruncido, pero léelo o de sorpresa.

—¿Cómo sabes que soy yo?—pregunte algo divertida, acomodando mi trasero en la silla.

—Mark y Kenna están de paseo mañanero y yo sé que tengo a la chica más guapa del universo metida en mi cama... —comentó haciendo que sonrojara de cara entera—. No sé, saca tus propias conclusiones.

Rechiste divertida, mientras que Jaden se daba la vuelta con una de sus sonrisas laderas y dejaba el bol, con el que mezclaba la masa, en la barra americana.

—¿Qué? —preguntó sin apartar la visita de mí. Me resultaba muy divertido estas situaciones a la vez que extrañas. Nunca antes había sentido algo igual por nadie ni había tenido situaciones tan románticas o divertidas.

—Nada...

—Bea...

Sí, sí que me pasas a algo. No quiero que se sienta mal o que intente animarme siempre que me encuentro mal conmigo misma. Mi opinión va a ser siempre la misma hasta que me sienta cómoda con mi cuerpo y, la verdad, no me siento bien ahora que Izan está acechando en cada esquina.

Empiezo a estar muy harta de ese tipo. No quiero parecer la mala de la película y él siempre está haciendo y diciendo todo lo posible para que sea yo la culpable de todo. No me gusta que tenga que salir a la calle con inseguridad a ser abatida por esa panda de negarse tales.

Jaden rodeó la barra americana sin notar su presencia y se apoyó en mi espalda. No sé como explicar lo que se siente cuando él me pone su duro y atlético abdomen en mi pobre escalada. Es increíble esa sensación.

Su respiración se hacía lenta en mi oído, sintiendo cada aliento quemar en mi piel y cada caricia en mis costillas erizar cada parte de mi piel. Eso era antes de que empezara a hacer una de las suyas. Las miles de cosquillas que sentí en la parte del costado hizo que me moviera más que un gusano luchando por su vida.

Todas mis lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora