Capítulo 02: Descubrimiento

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Apep
Ubicación: Isla extraña.
Tercer día de expedición.


Pude sentir unos rayos de luz sobre mi rostro, mientras que también sentía cómo la brisa soplaba, ¿Dónde estaba? De corazón deseaba que fuese en casa, en cama, que todo hubiera sido un mal sueño.

Aunque al abrir mis ojos pude ver un techo de paja y ramas, y además, mi cuerpo tenía una cobija encima y estaba recostado sobre una cama al lado del suelo... ¿Dónde diablos estaba?

- Dios, huele... huele horrible.

Al intentar levantarme, sentí el dolor en la espalda de nuevo, así que fuí prudente y me quedé recostado un rato más, estaba completamente adolorido, nada cambió. Aunque podía ver varios trapos puestos al rededor de mi torso, podía percibir un olor a hierbas viniendo de ellos.

Doctor lagarto: Oh, estás despierto. Y por el olor no te preocupes, las hierbas huelen así.

- ¿Q-Quién eres, y dónde estoy?

DL: Soy el doctor del pueblo. El hijo del Rey te trajo aquí, eres afortunado, no cualquiera se cae desde ese barranco y queda vivo.

- ... ¿“Pueblo”? Tengo demasiadas preguntas... hablas normal como todos, no como el retrasado que me encontré.

DL: Jajajaja, ese “retrasado” es el príncipe. No hablaría así si fuera tú, además, debes ir a ver al Rey ahora que estás despierto, decidirán qué hacer contigo allá.

Al escuchar eso, pudo recordar esos cuentos de terror que le contaban de niño. No quería ser desterrado o dejado a su suerte por esa... tribu.

- No, espera espera, te diré quién soy.
Mira, mi padre es un señor de mucha autoridad en un país grande llamado China, está forrado en billetes y además es un panda ¿Has visto alguno en toda tu vida? ¿No, verdad? Si me ayudas a ir a la superficie le diré que te pague, no, que te de el doble de dinero por cuidar de mis heridas, le diré que tú me encontraste. Por favor, ayúdame a regresar, además puedes quedarte allá arriba y vivir en mejores lugares que este.

DL: Jeje, pequeño lagarto de lengua venenosa... no puedo hacer eso. La divisa en este lugar no es el dinero, nadie tiene permitido escalar el barranco más que la familia real, y por último, eres un completo extraño para mí. Te estoy ayudando por órdenes del príncipe.

- Pero, en serio te estoy rogando que me ayudes ¿Qué es lo que pides a cambio? ¿Comida, ropa, hembras, ser la mano derecha del presidente? ¡Puedo darte lo que sea!

DL: Pequeño, no puedo ayudarte. La única forma que tienes de salvarte es hablando con el Rey, y eso, si es que deja que regreses.

- ¿¡Qué!? Okey, bien, excelente. Llévame con ese tal Rey y voy a encararlo.

Ya fuera de mis cabales me senté en aquella cama, totalmente enfurecido, hasta me había olvidado de las heridas. Mi saliva estaba cayendo sobre las sábanas a causa de eso, haciéndole pequeños orificios a medida que el liquido se esparcía por ella.

DL: Ah, sí, tendré que ponerte algo para que no vayas por ahí envenenando a los demás con esas babas.

- Cállate, no me pondrás nada-- ¡heynhmng!

En un instante tenía puesto un maldito bozal con una barra en medio, en mi vida me habían humillado de una forma tan descarada. Encima de eso, vinieron dos lagartos más y me pusieron algo en las manos para mantenerlas en mi espalda, eso dolía como el diablo.

Al estar ya fuera de la cama me dí cuenta de que tenía una ropa totalmente distinta a la que llevaba, y además estaba descalzo, sentir el pasto y la tierra en mis pies me generaba escalofríos, mi cabello estaba mojado como si me lo lavaran anteriormente. A medida que estaba avanzando a la fuerza con esos machos, podía ver más ahí... todos eran lagartos, de distintas razas, además habían niños también. En unos minutos estábamos frente a una capilla grande, habían más guardias ahí. Los otros dos hicieron que me sentara en el suelo y agarraron mi cola, eso era humillante.

La vez que mi especie se extinguióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora