cap.17

55 9 6
                                    

A la mañana siguiente, Jimin estaba ocupado preparando el desayuno para Hoseok, silbando alegremente una melodía inventada que había oído a Seulgi tocar en su guitarra innumerables veces antes. El pelirrojo volteó el panqueque y sonrió para sí mismo. Por alguna razón obvia, se había levantado bastante contento y con una energía sorprendente. Nunca se había sentido así después de acostarse con otra persona, así que empezaba a sospechar que su felicidad se debía al hombre que seguía dormido profundamente en su cama.

Se habían duchado juntos, pero en lugar de salir a la sala, Hoseok decidió dormir un poco más con la promesa de que se despertaría en cuanto le llamara para desayunar.

Sinceramente, Jimin no sabía cuándo sería un buen momento para proponerle la idea de empezar a tomarse su relación un poco más en serio. Se conformaba con tener una relación estrictamente sexual con Hoseok, pero realmente quería hacerle saber al chico bonito que si alguna vez quería ser su novio, no se opondría a intentarlo.

De hecho, estaría más que dispuesto a probarlo.

No quería seguir ignorando la pizca de deseo que tenía de tener por fin a alguien propio con quien volver a casa todos los días, ya no quería estar de caliente con cualquier hombre que conocía en el bar.

Cogió un plato de cristal y lo puso sobre la encimera, incapaz de borrar la estúpida sonrisa de su cara. Ya podía imaginarse a sí mismo preparándose para una cita, intentando estar lo más guapo posible para Hoseok mientras se aplicaba un poco de maquillaje y su par de pendientes favoritos.

Darían muchos paseos por el parque o la playa, o donde a Hoseok le apeteciera ir.

Quizá probarían alguna comida del otro lado del mundo, se quedarían en su apartamento a ver películas y, si su carrera como modelo seguía creciendo y le ayudaba a prosperar, mimaría a Hoseok con su amor y sus regalos, porque el otro chico dulce tenía un buen corazón y se lo merecía.

Una vez salió el panqueque, esponjoso y delicioso, estaba a punto de llamar a Hoseok para que saliera a la cocina, pero sonó un fuerte golpe en la puerta que lo tomo desprevenido.

¿Quién podría ser?

Apagó los fogones y se dirigió hacia la puerta, abriéndola y viendo a alguien inesperado.

Sonrió nerviosamente, empezando a sentirse un poco avergonzado por tener los chupetones del cuello totalmente al descubierto.

—Hola, buenos días.

El otro hombre gruñón resopló, frotándose sus ojos cansados, haciendo que Jimin se sintiera consciente de todo el alboroto que Hoseok y él habían hecho la noche anterior.

Los ojos marrones del hombre viajaron desde su cuello blanco expuesto, que tenía una gran marca roja brillante en el lado derecho, y luego de nuevo a sus ojos.

Parecía disgustado, pero no dijo nada insultante al respecto.

—Por favor, ¿puedes ser menos ruidoso la próxima vez? No he dormido ni una hora y trabajo en un rato.

La cara de Jimin empezó a arder y se rascó la nuca, —Lo siento, señor. No le prometo que no vuelva a ocurrir, pero intentaré ser más callado.

Y con eso, el otro hombre contuvo un bostezo, comenzando a alejarse, —No te estoy diciendo que pares de hacerlo. Haz lo que tengas que hacer, sólo trata de no gritar como si estuvieran asesinando a alguien, te lo agradecería mucho.

Jimin cerró la puerta y se rió para sí mismo, sintiendo su cara arder de vergüenza.

Comenzó a caminar hacia la cocina, y cuando sus ojos alzaron la vista, se sorprendió al ver a Hoseok mirando a su alrededor, aún medio dormido.

Blue is better than PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora