ch.11

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Cuando el hombre mayor se despertó, vio el reloj digital y se percato que era temprano por la mañana. Miró alrededor de la habitación desconocida y se dio cuenta de que Jimin probablemente lo había llevado a su dormitorio después de quedarse dormido. Después de usar el baño, y desearle adiós a Jimin, salió del apartamento.

Hoseok introdujo la llave de su apartamento en la perilla y abrió la puerta. Todas las luces estaban apagadas excepto la lámpara que había junto a la ventana cubierta en el extremo opuesto de su pequeño salón. Cerró la puerta con candado y dejó salir un suspiro. El silencio le molestaba, así que se dirigió a la sala y encendió la televisión, dejándola en las noticias de la mañana antes de ir a checar que habia para desayunar.

El hombre pasó por el pasillo que conducía a su habitación y dio un respingo al ver a Wendy mirándole con desconfianza. Sus ojos estaban oscuros y su ceño fruncido le daba un aspecto diez veces más espeluznante. Hoseok resopló y posó una mano sobre su errático corazón, —No creía que estuvieras despierta, Wendy.

Cuando ella salió a la luz de la cocina, Hoseok se dio cuenta de que la nariz de la otra estaba de un rojo intenso, y supo que había estado llorando. También tenía los ojos hinchados.

—Es frustrante no tenerte en un lugar, ¿lo sabías? —empezó Wendy, y Hoseok frunció el ceño.

Estaba empezando a volverse muy controladora, y eso no le estaba gustando. Por no hablar de que también era raro. Solo llevaban aquí unos meses y a ella no le estaba gustando la idea de que él tuviera las mismas libertades que ella.

— ¿Quieres desayunar algo antes de discutir?

Wendy soltó un gruñido de enfado y empujó a Hoseok hacia atrás, apuntandole a la cara con su dedo, — ¡¿Crees que no sé dónde has estado?! Todas estas semanas has estado distante, ¿crees que no sé lo que te traes entre manos?

—Sé que no te lo dije de antemano, como debería haberlo hecho, pero solo era una quedada con unos amigos. Estábamos jugando a videojuegos y divirtiéndonos, nada más —Masculló Hoseok, sintiéndose como si volviera a tener diez años y su madre lo estaba regañando por querer jugar con los hijos del vecino.

—Has cambiado mucho, Hoseok. Eras el niño callado que aborrecía salir, no tenía amigos, y de vez en cuando me dices que sales con ellos. ¿Y sabes qué es gracioso? Nunca me dejas conocerlos, lo que me hace pensar que en realidad no sales con simples amigos, ¡sino con otra mujer! ¿Crees que soy idiota, Hoseok? Las mujeres sabemos todo lo que ustedes, estúpidos hombres, intentan ocultar.

Hoseok suspiró e hizo ademán para salir de la cocina, pero ella volvió a empujarlo y él retrocedió, con los ojos muy abiertos mirando los de la chica furiosa.

—La próxima vez que salgas, iré contigo. Vayas donde vayas, allí estaré. A ver si no aparece. —Wendy gruñó, y Hoseok la miró con ojos llenos de ira e incredulidad. Le estaba quitando su último consuelo e intimidad porque creía tener derecho a ello.

¿Cómo demonios había sucedido?

¿Por qué la toleraba tanto?

—No vas a hacer eso, Wendy —dijo Hoseok, sacudiendo la cabeza, sintiendo que le costaba respirar con normalidad.

— ¡Sí que lo voy a hacer! ¡Ya no voy a dejar que desaparezcas por las noches sin tener ni idea de dónde estás!

Hoseok la señaló acusadoramente, y ella dio un paso atrás, aún enfadada como antes.

—Oh, pero tú puedes salir sin que yo te interrogue, ¿verdad? Aquí la señorita perfecta no se atrevería a engañar a su novio, para nada.

Wendy le apartó la mano de un manotazo y le empujó hacia atrás, casi haciéndole caer.

Blue is better than PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora